martes, noviembre 11, 2008

Especulaciones y Especuleros
¡¡¿Quién lo hizo? Y ¿Por qué lo hizo?!!

“Especular1. (Del latín speculáris) adjetivo perteneciente o relativo al espejo. 2. Semejante a un espejo.
Especular2. (Del latín speculáris) Registrar, mirar con atención una cosa para reconocerla y examinarla. 2. Meditar, reflexionar con hondura, teorizar. 3. Perderse en sutilezas o hipótesis sin base real. 4. Efectuar operaciones comerciales o financieras, con la esperanza de obtener beneficios basados en las variaciones de los precios o de los cambios. Frecuentemente con sentido peyorativo. 5. Comerciar, traficar.”
[1]

Con motivo de la muerte del secretario de gobernación, Juan Camilo Mouriño, al caer el avión en que viajaba junto con el antiguo jefe de la SIEDO, Santiago Vasconcelos, entre otros colaboradores, han aparecido en los medios una consigna desde diferentes periodistas con tintes oficiales: “No especular”. Más allá de un llamado a la prudencia, esa consigna demuestra el alto grado de especulación que generó la noticia. Así, la sola mención de evitar la especulación trae consigo un nuevo impulso a especular.

¿Por qué intentar frenar la especulación? ¿Qué se intenta proteger? ¿Cuál es el contenido de estas especulaciones? La principal especulación es la referente a la naturaleza de un ataque en lugar de un accidente lo cual plantearía nuevas preguntas que solo siguiendo el movimiento de la propia especulación hará que estemos más tranquilos.

Así como la especulación, y su intento de evitarla, resulta interesante cuando la especulación se inhibe en la inmediata aceptación. En el caso de las granadas de fragmentación lanzadas el pasado día del grito en Morelia Michoacán, la especulación murió antes de nacer cuando se enunció como acto terrorista. La distancia entre el ataque de Al Qaeda a las Torres Gemelas, los bombazos de la ETA entre otros actos terroristas ya clásicos es que la agenda de los que lanzaron las bombas no está abierta a la especulación. Al decir que son terroristas solo se problematiza más el acto.

Nos servimos de la parodia para abordar las especulaciones. Es costumbre en la página you-tube que se hagan populares los videos que podemos llamar de culto al ridículo. Así como la sopa de videos donde vemos unos niños que se pegan mientras se quedan dormidos o animales que se caen, asustan o hacen alguna gracia, también encontramos aquellos videos musicales de tan mal gusto (en la música, en la letra, en la producción del video) que resultan involuntariamente cómicos. Así, personajes como la Tigresa del Oriente se han vuelto verdaderas celebridades. Uno de ellos es el cantante llamado Delfin Quishpe quien a ritmo de cumbia aparece en un video cuyo tema son las Torres Gemelas. En el video clip vemos al cantante en un cuarto mientras ve las noticias. Después, en un derroche de nulas habilidades histriónicas, se sorprende al ver que han atacado las Torres Gemelas y él llora por la muerte de su amada que trágicamente se encontraba ahí. El colmo del mal gusto es verlo cantar apoyado con imágenes del ataque tales como las personas que desesperadamente se lanzaron al vacío. Cuando seguimos el sendero del ridículo, lo descubrimos como lo grotesco y ahí, podemos ver el objeto que lo constituye; un objeto fascinante solo llevado al extremo.

En el caso de las Torres gemelas lo grotesco fue justamente el ataque a Estados Unidos, donde el terroristas llevo al siguiente paso lo imposible fantaseado por el pueblo norteamericano, como lo muestran las distintas referencias cinematográficas que sirvieron de eco del ataque. También lo vemos en la multitud de chistes[2] y teorías esotéricas que abordaron la tragedia. El grito burdo de nuestro Delfín cantante es ¡¡¿Quién lo hizo? Y ¿Por qué lo hizo?!! Pregunta eludida por todos los cineastas y personas serias de los medios, como lo demuestran las dos películas sobre el tema Vuelo 93 y Torres Gemelas donde el suceso parece digno de una desgracia natural que de agenda política. Incluso el presidente Bush bueno hubiera sido que escuchara el grito de dolor del Delfín ya que ni atacó a quien lo hizo ni se preguntó por qué lo hizo.

Este Delfín cantante hace las preguntas principales que se abordan desde la especulación. ¿Quién lo hizo? Y ¿Por qué lo hizo? Lo exagerado que resulta cómico en el cantante Delfín es lo único que puede detener la exageración de la especulación. Como en el caso de Morelia, las preguntas delfinezcas se eluden. ¿Quién lo hizo? Inmediatamente es respondido por “Los terroristas” que es igual a decir “los malosos”. El ¿por qué lo hizo? Es seguido por un unánime “porque son malosos”, para terminar en final feliz cuando “atrapamos a los malosos”. Al Delfín bien le queda material para hacer una canción sobre el grito en Michoacán.

Volviendo al suceso donde pierde la vida el secretario de gobernación, gritemos ¿quién lo hizo? Y ¿por qué lo hizo? En la especulación de reunión familiar o plática de café, después de aceptar que no fue un accidente o error humano, los sospechosos comunes son los narcos, el crimen organizado. De alguna manera estos atacaron el avión para asesinar al jefe de la SIEDO y dar un golpe mortal al numero dos del gobierno federal. Ya sea con una bomba, lanzando un cohete o con un infiltrado hicieron explotar el avión, apoyadas todas estas ideas por datos dispersos (testigos que relatan ver el avión envuelto en llamas antes de tocar suelo, otros que escucharon el ruido de una explosión, como otros que reportan la existencia de un pasajero no reportando o identificado).

Siguiendo el método Delfín pasemos al ¿Por qué lo hizo? ¿Por qué el narco quisiera asesinar al secretario de gobernación? Si solo decimos que porque son malosos (y la gente mala hace cosas malas) entonces somos más nacionalistas que el propio presidente “originalmente pirata” (para ya no llamarlo espurio). Si fueron los malos entonces solo estamos presenciando la “eterna lucha entre el bien y el mal”. Si creemos que el ataque fue porque los narcos estaban molestos con el gobierno federal entonces estamos en presencia de una batalla de la guerra contra el narco. De ser así, los spots televisivos son ciertos y la guerra contra el narco esta siendo ganada y, desesperados los narcos abatidos, lanzan un ataque mortal hacia quienes debieran ser reconocidos como mártires de la patria (“Piensa ¡oh Patria querida! que el cielo, un soldado en cada hijo te dio”).

¿Estamos ganado la guerra contra el narco? Si no es así, entonces no hemos respondido las máximas del Delfín. ¿Por qué lo hizo? Si no hubiera ese quién, es decir, si fuera un accidente, tal vez eso es lo más inquietante. Veríamos también una serie de problemas de logística al encontrarse viajando personajes importantes de la estructura del gobierno federal en el mismo avión siendo que uno de ellos recibía constantemente amenazas de muerte siendo algunas de ellas ya intentadas anteriormente. Un accidente en una aeronave que tendría que se verificada o incluso un error humano resulta demasiado pueril para tan altos vuelos. No dudamos que pueda suceder y nos arrojaría ante la inexorable fatalidad (“No somos nada”).

La posibilidad de que haya sido un ataque tranquiliza frente a lo real de la fatalidad pero al mismo tiempo enfrenta a las asignaturas pendientes de la política actual. Por un lado tenemos el efecto en materia de escándalos sobre todo en la figura del finado secretario de gobernación que cada vez más se encontraba fuera del foco público debido al sospechosismo que generaba sus lazos familiares con petróleos mexicanos en tiempos donde el oro negro está en punto de ebullición por las reformas propuestas por el ejecutivo federal.

La opción de que de ser un ataque los responsables fueran el crimen organizado lleva a reflexionar sobre los efectos de este ataque. Siempre ha llamado mi atención que en las películas sobre un acto criminal con matices psicológicos llámese el caso de las hermanas Papin, el hijo de Sam o el asesinato de John Lennon (aún y cuando el primero sea un pasaje al acto y los dos siguientes tengan las marcas del acting-out) después del acto no se revisa los efectos de eso que tiene las características de crear un antes y después.

En el caso de Morelia, donde es evidente que no se trató de un accidente sino de un ataque, si respondemos que solo se buscaba provocar terror olvidamos que lo que se busca es el producto del terror, desde la idea de la propia naturaleza del terror o las acciones como efecto de ese terror (Y en un ganar-ganar, las dos cosas). De ahí que la teoría más coherente hasta el momento es que el gobierno reaccionara movilizando al ejercito a Morelia con el animo de que las operaciones de un determinado cartel fueran entorpecidas mientras las de otro beneficiadas al más puro estilo de la especulación financiera. De ahí que la peor de las posibilidades es que las reacciones del público en general, sus especulaciones y acciones directas llenas de buenas intenciones, sean lo que está en la agenda de los posibles autores.

Recordemos que otra medida frente a la especulación es la protección paternalista, la cual lleva a terribles consecuencias. He de confesar que no había sentido temor a las amenazas de crisis económica por la situación financiera de los Estados Unidos hasta que vi un promocional de televisión trasmitido por Televisa donde las estrellas del canal de las estrellas nos dan palabras de aliento en estos tiempos difíciles que se acercan recordándonos que “no hay nada que temer excepto al miedo mismo”. El estilo de narración de estos spots siempre me han parecido de un pero gusto que el Delfín, ya que el brazo corporativista se hace grotesco. Por ejemplo, hay un guión donde alguien en primera persona habla “por eso mañana sal a hacer lo que siempre has hecho, partirte el lomo trabajando por los tuyos…” pero entre cortado. Cada estrella (Adal Ramones, Lucerito, La Trevi, etc.) dice una frase y la siguiente continua la narración. Me recuerda a ese video de la última entrega de las aventuras del detective John Mclain en “Duro de Matar” donde los ciberterroristas mandan un video de advertencia construido de cortes de declaraciones televisivas de diversos presidentes de los Estados Unidos. Casi me imagino preguntando por el Gran Hermano como el héroe de 1984 a su torturador ¿Existe Televisa pero como yo existo? Y obteniendo la respuesta “Claro que no, Televisa existe, pero tu no”. Lo terrible es que es una recomendación que no pedimos.

La peor de las situaciones donde la medida protectora causa terror e imposición es la relacionada a no mandar, a no “verse como jefe”. La peor de las descortesías es la suspensión de todo tipo de juego sucio producto de “no imponer”. Nos referimos a la siniestra situación cuando un jefe o coordinador de una empresa nos habla de tu, bromea con nosotros y evita en todo momento marcar las diferencias con respecto a la jerarquía. Las situaciones malditas son aquellas bromas o comentarios pesados que con un igual fácilmente serían respondidas con insultos fraternos mientras que con el jefe descafeinado (¿forms-free?) no se puede ni acusar de acoso o violencia laboral porque era broma de compañeros.

Cerremos con una segunda acepción de especular, la primera en la cita de inicio. No sé porqué en el diccionario las separaron si proceden de la misma raíz latina. Nos referimos a especular como lo relativo a un espejo. De forma completamente juguetona y sin más base que el vacío de la palabra resaltamos el carácter de reflexión en la especulación (Soy espejo me reflejo y tengo cara de…). Lo interesante de la especulación es que no permite como si fuera el espejo de Harry Potter ver aquello que nos constituye como país. ¿Qué acaso no es las especulaciones sobre el avionazo que se refleja el índice de inseguridad de la población (o el “índice de maldad” del propio especulador)? Incluirnos en el cuadro de la especulación nos permite no pasar de especulaciones a especuleros. Otra vez la sabiduría del ridículo del Delfín cantante nos orienta cuando vemos en su video que incluye el número para contrataciones. Como artista porno que voltea a ver a la cámara en plena caricatura de orgasmo, el Delfín nos devuelve la mirada y burlonamente pregunta ante una más de las descargas de su video ¿Quién lo hizo? Y ¿Por qué lo hizo?




[1] Diccionario de la lengua española. Real academia española. Vigésima primera edición.
[2] Resulta interesante que muchos de estos chistes eran dentro del contexto cibernético. Recuerdo uno en imagen, en la panorámica de la ciudad de Nueva York donde se aprecian las Torres Gemelas, encima se dibuja un recuadro en rojo mientras aparece un recuadro como los mensajes de advertencia de Windows preguntando “¿Está seguro que desea borrar las torres?”. ¿Habrá algo compartido entre el terrorista y el usuario de Windows?
La declinación del Edipo a través del mito de Batman
Segunda entrega de 5


El caballero de la noche de Christopher Nolan tiene un final que nos deja un tanto intranquilos. Para muchos fue el gran final pero que merece ser leído con detenimiento ya que nos da claves de las nuevas formas de relación con la ley. Es obvio que la influencia de Nolan son las novelas negras y la escena final con un Batman como lone rider, como vaquero solitario o antihéroe renegado en su batimoto que se aleja en el horizonte deja claro que “no es un héroe… sino un caballero de la noche”. Aquí es donde vemos la verdad que esta en este mito, lo relacionado con la ley misma.

Un comentario que se escucha en el mundo del comic, como intento de justificar el gusto por algo que a todas luces es infantil, es la relación con la mitología. El actor Samuel L. Jackson en un documental llamado “Comics and superheroes” lo comenta así: “Es la mitología finalmente, es algo mitológico para mi. Para mi son (los superhéroes) todavía los dioses griegos… de la cultura norteamericana.” Nuestra propuesta es cuestionarnos sobre la idea de tomarlos como mitología. Primero, este bonito juego de relaciones que hace L. Jackson entre los “dioses griegos… pero de los norteamericanos”, es decir, sin los griegos, a menos que reconozcamos que nuestra idea popular de los dioses griegos ha pasado por los ojos occidentales principalmente anglosajones. Por el otro, los mitos de los griegos rara vez son historias sobre “la eterna lucha entre el bien y el mal”, como muchos interpretan inmediatamente como la esencia de las historias de comics, sino, como lo veremos más adelante, los mitos griegos no podemos pensarlos fuera de la filosofía griega.[1]

La primera diferencia entre los dioses griegos y los comics de superhéroes es cosa divina. Tendríamos que aclarar que hay cierta distancia de por medio cuando vemos el salto del politeísmo en los dioses griegos hasta los tiempos de los 40´s donde algo de los sistemas de creencias con respecto a las divinidades ha cambiado; es decir, los superhéroes pertenecer a los tiempos posteriores a que Dios mismo sabe que ha muerto.

Lo más cercano que están unos de los otros, dioses de superhéroes, lo vemos en lo que los constituye como mitos, la narración. Las historietas han mutado desde el periódico, hasta las publicaciones especiales, enfrentando ahora los medios como el Internet y el cine[2]. Los mitos griegos son conocidos por las tragedias y obras de autores como Ovidio o Apuleyo. La vieja lección de Levi Strauss se impone, considerarlos como creaciones del lenguaje.

¿Cuál es la función del héroe? Callois lo menciona así:

“Ha llegado entonces el momento de dar pleno sentido a la noción de héroe: en el fondo está implícita en la existencia misma de las situaciones míticas. Por definición, el héroe es aquel que encuentra a éstas una solución, una salida feliz o desdichada. Y es que el individuo sufre ante todo por no salir jamás del conflicto del que es presa. Toda solución, incluso violenta, incluso peligrosa, le parece deseable, pero las prohibiciones sociales se la hacen imposible psicológica, aún más que materialmente. Delega entonces al héroe su lugar y, por naturaleza, éste es entonces quien viola las prohibiciones. Como ser humano sería culpable, y como ser mítico no deja de serlo, permanece manchado por su acto, y la purificación, de ser necesaria nunca es completa. Pero, a la luz especial del mito, la grandeza, aparece justificado sin condición.”[3]

El héroe es la presencia de la problemática con la verdad de la Ley, en otras palabras, la forma que adquiere la ley es en la figura del héroe. Lo anterior nos recuerda lo mencionado por Lacan con respecto del mito de Edipo:

“Al final ocurre que no le cae (a Edipo) la venda de los ojos, sino que los ojos le caen como vendas. ¿No vemos acaso, en ese objeto mismo, a Edipo reducido no ya a sufrir la castración, sino más bien diría a ser la castración misma? A saber, lo que queda cuando desaparece de él, bajo la forma de sus ojos, uno de los soportes elegidos por el objeto a”.[4]

Lo anterior permite que reconozcamos que los mitos, como narraciones no hablan más que del objeto construido en el mismo momento de ser enunciado, siendo en el caso de los héroes, superhéroes y antihéroes la ley misma que opera en nuestro tiempo.

En el caso particular de Batman sucede un fenómeno interesante. Muchos fans comentan que el actual es el verdadero por ser tan oscuro como el original. Incluso pedirán que el personaje de Robin no se incluya en las películas para conservar su esencia profunda y tétrica. Sin embargo, ese mito del Batman solitario y oscuro no es de los comienzos con Bob Kane, ya que para la primera aparición del Guasón en los comics de Batman, Robin ya estaba en escena. Si Nolan hubiera sido purista, primero estaría Robin y después el Guasón. El Batman solitario es una construcción a partir de los 80´s como efecto posterior de llaman segunda generación de artistas del comic donde las historias intenta ser dirigidas para un público más maduro, es decir, los que crecieron viendo las caricaturas y series de los 60´s y 70´s. Hoy en día, los héroes han cambiado por ser la encarnación de la ley.

Tomemos el caso de la exitosa serie de televisión creada por Tim Kring. En esta reinvención de las historias de superhéroes vemos el cambio en la ley en su máxima expresión. Primero resaltamos lo que sería el slogan de la serie “gente común con habilidades extraordinarias”. Lo que les falta a estos super-héroes es justamente lo “súper”. No hay disfraces, trajes especiales o nombres especiales que hagan la relación ego-alter ego. De ahí que por más que los fans digan que Peter es como Superman o Suresh es como Batman, ese “como sí” conoce su límite en los nuevos héroes no se cubren con la capa, no ponen nada Über (sobre) el ego. Son héroes con habilidades extraordinarias pero perseguidos y ocultos, de ahí que solo ganan sus batallas en el anonimato.

Por otro lado cambia la forma de la narración de la serie. No nos encontramos con “las aventuras de Superman” sino con un serial que funciona más como telenovela y misterio de detectives. La forma como está narrada es similar a una serie hermana “Lost” donde las historias de todos los personajes con saltos en el tiempo presentan diversas problemáticas en búsqueda de la solución que es salir de la isla o descubrir su secreto. En Héroes la pregunta que le da eje es la que le da título al último capítulo de la primera temporada de la serie “¿Cómo detener a un hombre explosivo?” Al no haber un héroe sino muchos héroes vemos que la historia funciona como un ensamble lo cual ya nos lleva a una hipótesis, todos son variantes de una misma problemática. Tal como la hipótesis de trabajo de los analistas de grupo, pareja y familia, existe un sujeto en la constitución de ese equipo. Si Edipo es la castración, lo que esta en presentación en la historia de Héroes solo puede ser leída en el Ensamble.

La forma de narración nos lo indica. Resulta interesante que estos tiempos donde se supone que no hay discurso ideológico que guíe nuestras vidas sino que somos dueños de nuestra vida, cuerpo y elecciones, en estas series sean indispensables la figura del narrador. Pensamos en diversos ejemplos. Primero, la triada del romance femenino que vemos en tres series “Sex and the city”, “Desperate housewives” y “Pushing daisies”. En las dos primeras es más notorio el cambio en la narración. En Sex and the city, la protagonista Carrie tiene una doble función al ser narradora y personaje del contenido de la narración donde el ensamble de las cuatro amigas era una posible respuesta o manifestación de las preguntas amorosas que se plantea la narradora[5]; mientras en las “esposas desesperadas” tal función la ejecuta la quinta amiga que se suicidó en el inicio de la serie siendo las amigas restantes las presentaciones de respuesta o introspección de la preguntas y reflexiones que escuchamos de la muerta.

En el cine hay un ejemplo aún más sorprendente ya que no es del todo perceptible sino solo en un cuadro. Nos referimos a la historia “Fight Club” llevada al cine por el director David Fincher. Dicha película merece cada vez más importancia a nuestros días por su manufactura totalmente política. La anécdota que nos interesa es la respuesta de ese mito a los problemas postmodernos, al hastío de la vida postmoderna. Cuando se habla de esta película por lo regular se exalta las actuaciones de Brad Pitt en el papel de Tyler Durden y Edward Norton en el papel de Jack. Es ahí donde localizamos la pequeña con-fusión. Quien reconozca la historia, sabrá que en realidad el problema, el meollo es que tanto Brad Pitt como Edward Norton interpretan al personaje de Tyler Durden, solo que en dos presentaciones, el primero como imagen idealizada y el segundo como Narrador, como lo muestran los créditos de la película. La con-fusión es parte del problema. El espectador que cree que el personaje interpretado por Norton lleva por nombre Jack es por la artimaña y chiste de la película de nombrar los dolores y sensaciones en tercera persona donde, en lugar de decir “tengo envidia” dirá “soy el sentimiento de envidia de Jack”. La lección del Club de la Pelea es que al luchar por trascender las ficciones (“No eres tu trabajo, no eres el dinero en el banco”) creas ficciones más crueles para someterte (“Soy el liberador”) siendo la problemática principal el encuentro con la mujer (“De repente me di cuenta que todo, Tyler, el club de la pelea, el proyecto destrucción, todo tuvo que ver con una chica llamada Marla Singer”). Esta es la estúpida trampa ideológica de la actualidad.

Dejemos para la siguiente entrega lo que encanta de la historieta. ¿Qué es lo mejor en Batman? ¿Qué es lo más divertido en Héroes? Un mito más nos ayudará, la serie cómica “The Big Bang theory”.





[1] Como lo mencionan muchos, la función de la filosofía no es dar respuestas a preguntas trascendentales sino hacer las preguntas adecuadas. En el caso de los héroes no se trata solo de “quién se portó bien o quién se portó mal” sino más bien “¿qué entendemos ahora por bien o mal?”.
[2] Hecho que ha afectado incluso en el contenido de las historias como lo muestra los cambios en personajes que de ser un jóvenes periodistas o fotógrafos de periódico son renovados como diseñadores web.
[3] Caillois, Roger. El mito y el hombre. (Le mythe et l’homme, 1938) Fondo de Cultura Económica, 1988. México, D.F.
[4] Lacan, Jacques. Clase del 18 de marzo de 1970 del seminario llamado “El reverso del Psicoanálisis”. Editorial Paidós, 1992. Buenos Aires.
[5] Esta fusión entre Carrie y su función como Narradora solo sucede en la serie de televisión ya que en el libro original de Candice Bushnell, la narradora habla de todas sus amigas, siendo una de ellas Carrie.

martes, noviembre 04, 2008



Who is IT?
El objeto fóbico en ESO de Stephen King


“Maybe it’s an evil being that can read our minds and take the shape of stuff we’re afraid of.”
Ben en “ESO” de Stephen King


El presente escrito nace de una invitación por parte del CADDI[1] de mi facultad para dar una conferencia en inglés sobre alguna película de terror por la fecha cercana de Halloween. El primer paso era seleccionar una película de terror. Desgraciadamente tenía que pensar en otra que no fuera mi favorita “Hasta el viento tiene miedo” ya que no podría abordarla hablando en inglés. Decidí preguntar a varios alumnos y amigos sobre su película de terror favorita hasta llegar a dos finalistas “ESO” y “El exorcista”. “ESO” me pareció la mejor opción ya que al buscar la novela original la vi con ojos de turista y fui sorprendido con lo obvio, el título de la novela en la edición es castellano“IT (ESO)”[2] El título de la película, aunque mucha gente se refiere como ESO, es mayor la cantidad de personas que la identifican como IT por lo que entendemos la precisión de los editores en nuestra lengua. Así, IT era algo que aceptábamos de inicio con sentido desde su idioma original, incluso, eso ya es adentrarnos en el fenómeno que propone la obra.

Habiendo seleccionado la película, el segundo paso fue buscar el elemento a trabajar por lo que decidí usar una artimaña que le leí a Freud cuando comenta sobre la redacción del caso Dora[3] y descubre elementos de importancia a partir de preguntarse a razón del pseudónimo para la paciente. Así me pregunté ¿Qué nombre le va a esta conferencia? ¿Qué juego de palabras se puede hacer en el título? ¿Qué me provoca ESO? ¿No son suficientes preguntas? ¿Por qué no un título que incluya una pregunta? ¿Existe en psicoanálisis una relación entre la pregunta y una posición del sujeto?

Tomada la decisión, el título tentativo inicial fue “What is IT?” cuando la pregunta y la película me indicaron el título definitivo: “Who is IT? The phobic object in Stephen King’s IT” El primer título “What is IT?” (¿Qué es ESO?) pasa por alto que la relación con ESO no es de UNA cosa innombrable sino de LA cosa innombrable, al más puro estilo de “aquellos de los que no hablamos” (Those We Don't Speak Of) de la película “La Aldea” (M. Night Shyamalan's The Village, 2004) o “aquel que no debe ser nombrado” (He Who Must Not Be Named) en la serie literaria creada por J. K. Rowling sobre el mago “Harry Potter” o nuestro “Innombrable” político (Carlos Salinas de Gortari) que nos recomienda respetuosamente nunca olvidar AMLO. La prohibición a nombrarlo es la condición de que sean espectrales, que se vuelvan seres de espanto, un objeto fóbico.

La pregunta “Who is IT?” (¿Quién ES?) no se pude traducir literalmente “¿Quién es ESO? Excepto en el contexto de la historia. Sin embargo, la pregunta nos posibilita otra lectura. La pregunta “Who is IT?” se utiliza en el momento, por ejemplo, de estar solo en la casa y escuchar un ruido y preguntar por otra persona. “¿Quién es?, ¿Quién anda ahí?[4]” lo cual ya nos introduce a los temas: la fobia y la obra de Stephen King. Recordemos este pasaje de la novela brevemente sugerido en la película:

“George fue en busca de esas cosas (Parafina, cuchillo, un cuenco y fósforos para el barco que le hizo su hermano Bill)… No le gustaba el sótano ni le gustaba bajar por sus escaleras porque siempre había imaginado que allí abajo, en la oscuridad, había algo. Era una tontería por supuesto, lo decía su padre, lo decía su madre y, aún más importante, lo decía Bill, pero aún así…
No le gustaba siquiera abrir la puerta para encender la luz, porque temía (era algo tan estúpido que no se atrevía a contárselo a nadie) que, mientras tanteaba en busca del interruptor, una garra espantosa se posara sobre su muñeca… y lo arrebatara hacia la oscuridad que olía a suciedad, humedad y hortalizas podridas.
¡Qué estupidez! No existían monstruos con garras peludas y llenos de furia asesina.”[5]

Este extracto de la obra de King nos parece excesivamente freudiano, en el buen sentido de la palabra, es decir, no en el sentido de tener que ver ahí necesariamente pechos, caca y penes, sino la relación con el discurso. Por un lado tenemos al niño que se le impone una idea que considera estúpida e intenta rechazar. Por otro lado, el eco del caso del pequeño Hans se hace presente en un detalle, el de Freud.

“Convine con el padre en que dijera al muchacho que lo del caballo era una tontería y nada más. Y que la verdad era que quería muchísimo a la mamá, y pretendía ser recibido por ella en su cama. Y que ahora tenía miedo de los caballos por haberse interesado tanto en el hace-pipí de ellos”.[6]

Esta nominación inmediata como tontería nos brinda una aproximación de esclarecimiento con respecto al síntoma fóbico. Desde la diferenciación clásica de los primeros psiquiatras de orientación psicoanalítica que hablan de un miedo irracional, se observa esta distinción con respecto a la certeza del delirante y la humilde sumisión del perverso con respecto a eso que es “lo suyo, lo suyo, lo suyo”. La primera lección psicoanalítica en materia de fobias es la nominación freudiana de Histeria de angustia. Más allá de hacer hincapié en la angustia de entrada, resaltemos el carácter de histeria. En un primer tiempo de su obra, Freud distingue como parte esencial de la histeria su relación con lo que se queja. El histérico se queja de algo que le molesta pero al mismo tiempo busca ese algo. Como lo visto por Freud en un caso, mientras con una mano aprieta el vestido con la otra intenta arrancarlo[7]. En el caso que nos interesa la pregunta recae en nosotros ¿Por qué buscamos un género que es francamente tonto como lo son las películas de terror? ¿Por qué hay programas de radio de historias de sustos? ¿Por qué buscamos ser asustados? ¿Por qué buscamos esas tonterías? La respuesta psicoanalítica es, al igual que con diversas creaciones del alma popular y demás síntomas, como un intento de solución. Incluso podemos ver de lado que el Witz, la ocurrencia graciosa, triunfa aún mejor ya que la tontería se transforma en gracia.

Ya que tocamos la relación entre la gracia y la fobia toma un sentido diferente el hecho de que, mientras preguntaba sobre películas de miedo y surgía la referencia a ESO, muchos hacían una acotación, el miedo personal hacia los payasos. ¿Por qué algo como un payaso que justamente está diseñado artificialmente (a diferencia de una rata o un pájaro) para causar gracias y ser amable para los niños es un objeto popular de rechazo por el temor? La respuesta lo podemos encontrar de la mano de Stephen King.

Poniéndose histérico o ¡Tengo miedo!

A manera de resumen “ESO” trata la historia de un grupo de amigos de infancia que deciden volver a su pueblo natal por la amenaza de un ser con la forma de un payaso que mutila niños y que enfrentaron veintisiete años atrás. Si pensáramos en la clásica historia de victimización histérica nos encontraríamos con escenario digno de cualquier episodio de series telenovelezcas como “Mujer: casos de la vida real” o “Lo que callamos las mujeres”. Por ejemplo, imagine querido lector la escena idílica de un desayuno familiar. La protagonista, una hermosa jovencita de 15 años, va al comedor y encuentra a su madre que la recibe dándole los buenos días y un beso en la frente al momento que le sirve su desayuno favorito en la forma de unos suculentos Hot-Cakes. Entra en escena el padre que, orgulloso de su hija, bromea con ella sobre los novios y la escuela en un ambiente de película de Disney. De repente la tragedia irrumpe: un desconocido jala a la jovencita, cuando va de camino a la escuela, a un terreno baldío y la viola, o el hot-cake se le atora y se desmaya y al despertar el doctor informa a los padres que su hija tiene leucemia, cancer, etc. Eso podría ser esa historia idílica que se altera por la llegada del monstruo, sin embargo no es así. Siguiendo la recomendación de Slavoj Zizek con respecto a las películas de terror sin el elemento terrorífico ¿qué encontramos en ESO?

Por un lado tenemos a Bill, famoso escritor de novela de terror que evoca el propio caso del autor Stephen King como es costumbre en sus novelas. Sin embargo, lo que lo espejea a King en Bill no es solo su condición de escritor de terror sino su drama con el trabajo. Vemos como su trabajo esta entorpeciendo la relación con su mujer. Bill parece tomado por su trabajo y discute con su esposa sobre la adaptación de su novela para una película, trabajo que exige hacer él mismo y no correr el riesgo que “alguien más la mutile”.[8] Solo el regreso de ESO a su vida, hace que Bill deje el trabajo e incluso acceda a que otro termine la adaptación de su obra. Por otro lado Ben, el otrora gordo del grupo ahora convertido en un exitoso arquitecto se transforma al volver a enfrentar a ESO ya que gracias al payaso maldito puede dejar de estar en relaciones con mujeres de una noche para reclamar su amor de la niñez. La vida de Bev esta atrapada en la relación con un hombre que la humilla y la arremete hasta que puede separase de él porque tiene que regresar a enfrentar a ESO. Los protagonistas parece que buscaran la solución de su vida en la presencia del payaso maldito. Cada uno de ellos se enfrenta a algo que les aterra desde lo muy íntimo.

Para trabajar más este detalle vayamos a una agradable coincidencia que encontramos en la novela. En el capítulo “Derry: el primer interludio”, King utiliza un recurso habitual, narrarnos el extracto de otro libro, una especie de libro dentro del libro que tiene el efecto de recordarnos que uno se asusta por las orejas, por la narración.

“El fragmento siguiente y todos los otros fragmentos de Interludio han sido extraídos de Derry: una historia no autorizada de la ciudad, de Michael Nalón…
2 de enero de 1985
¿Es posible que toda una ciudad esté embrujada?
¿Embrujada como se supone que lo están algunas casas?...
El adjetivo que se usa en inglés para estos casos es haunted. Vea sus derivaciones:
Haunted: “Visitado con frecuencia por fantasmas o espíritus”.
Haunting, el adjetivo correspondiente: “Que vuelve a la mente con insistencia; difícil de olvidar”.
To haunt, el verbo: “perseguir o aparecer con frecuencia, especialmente fantasmas”. Pero… la palabrita se usa para mucho más. ¡Veamos! “Lugar visitado con frecuencia: nidal, guarida, querencia…” El subrayado es mío, por supuesto.
Y una más. Ésta, como la última, es una definición de haunt como sustantivo, y la que más me asusta: “Sitio donde comen los animales”.”[9]

El método de King es impecable y demuestra porqué es el amo del terror al no solo compartirnos sus propias pesadillas sino su pasión por las letras y la narración. King sabe que el terror funciona por susurros y que esta condición hay que gentil con as palabras. King sigue las pistas de la palabra haunted y juega con el pueblo embrujado en lugar de la clásica casa embrujada, de tal forma que casi todos los protagonistas huyen del terruño al considerarse maldito.

La agradable coincidencia a la que nos referimos arriba se debe a otro cuyo método era seguir las pistas de las palabras. En su escrito de 1919 «Das Unheimliche», traducido al castellano primero como “Lo siniestro” y después como “Lo ominoso”, Freud aborda el tema que él mismo considera dentro del campo de lo estético.

“Uno de ellos es el de lo «ominoso». No hay duda de que pertenece al orden de lo terrorífico, de lo que excita angustia y horror; y es igualmente cierto que esta palabra no siempre se usa en un sentido que se pueda definir de manera tajante. Pero es lícito esperar que una palabra-concepto particular contenga un núcleo que justifique su empleo. Uno querría conocer ese núcleo, que acaso permita diferenciar algo «ominoso» dentro de lo angustioso.”[10]

Para conocer el tema de la angustia y sus derivados, Freud la aborda desde el campo de la estética, el campo del arte y las palabras.

“Pueden entonces emprenderse dos caminos: pesquisar el significado que el desarrollo de la lengua sedimentó en la palabra «ominoso», o agrupar todo aquello que en personas y cosas, impresiones sensoriales, vivencias y situaciones, despierta en nosotros el sentimiento de lo ominoso, dilucidando el carácter escondido de lo ominoso a partir de algo común a todos los casos. Revelaré desde ya que ambos caminos llevan al mismo resultado: lo ominoso es aquella variedad de lo terrorífico que se remonta a lo consabido de antiguo, a lo familiar desde hace largo tiempo. ¿Cómo es posible que lo familiar devenga ominoso, terrorífico, y en qué condiciones ocurre?...

La palabra alemana «unheimlich» es, evidentemente, lo opuesto de «heimlich» («íntimo»}, «heimisch» {«doméstico»}, «vertraut» {«familiar»}; y puede inferirse que es algo terrorífico justamente porque no es consabido {bekannt} ni familiar. Desde luego, no todo lo nuevo y no familiar es terrorífico; el nexo no es susceptible de inversión. Sólo puede decirse que lo novedoso se vuelve fácilmente terrorífico y ominoso; algo de lo novedoso es ominoso, pero no todo. A lo nuevo y no familiar tiene que agregarse algo que lo vuelva ominoso.”[11]

¿Cómo lo familiar se vuelve Ominoso? Como ese nexo es encontrado en la palabra, Freud continua en el mismo campo y pide otras opiniones en diversas lenguas gracias a la ayuda de Theodor Reik. Encuentra cuál sería el término correspondiente: En Latín, locus suspectus; en Griego, lévo; en Francés, inquiétant, sinistre, lugubre; en Español, sospechoso, de mal agüero, lúgubre, siniestro; en Inglés; uncomfortable, uneasy, gloomy, dismal, uncanny, ghastly, haunted.

Encontramos este cruce de palabras. Por un lado tenemos a King reconociendo diversas acepciones de la palabra Haunted y por el otro a Freud investigando sobre la relación con la estético de horror. ¿Qué comparten? ¿Qué podemos encontrar uno con el otro? En Freud tenemos esta relación entre lo familiar, doméstico, íntimo y su transformación en algo horroroso, siniestro. Por otro lado, King nos dice que además de casa embrujada, en Haunted tenemos esto “difícil de olvidar”, el “nidal”; por lo que llegamos a la hipótesis de que el horror aparece cuando no podemos dejar de pensar en eso de donde somos, incluso, de eso que nos es tan familiar pero no podemos separarnos.

En el caso de “ESO” nos encontramos la historia contada como algo que si se pudo olvidar. Los adultos del grupo de los siete afortunados perdedores han olvidado los eventos sucedidos 30 años atrás. Bill no recuerda la forma como murió su hermano menor. Bev había olvidado al payaso y la sangre. Ben había olvidado los problemas con sus familiares y vecinos que lo molestaban por ser gordo y una carga. El caso más interesante es el de Eddie.

Eddie vive con su madre que lo sobreprotege al punto que no tiene vida amorosa. Al regresar a Derry entra a una farmacia a cargar sus medicamentos, en especial su inhalador para el asma. Ahí recuerda algo que había olvidado. Siendo niño fue a comprar la medicina para el inhalador. Al llegar a la farmacia el señor Kenee, farmacéutico y dueño del local, le dice:

“Sr. Kenee: Aqui tienes tu receta. Hijo, ¿Cuántos años tienes?
Eddie: 11, casi 12.
Sr. Kenee: (En voz casi imperceptible) Ya tienes edad suficiente. Acompáñame. (lo lleva al fondo de la tienda) Vamos. Clámate, Eddie, no voy a morderte. Verás, la causa de muchos de tus problemas es que siempre andas todo tenso. Por ejemplo el asma… ¿Sabes lo que es un placebo Eddie?
Eddie: Debo irme.
Sr. Kenee: Es agua Eddie, con un poco de alcanfor para que tenga sabor a medicina.
Eddie: ¡No!
Sr. Kenee: Tu médico es débil y tu madre está decidida determinada a que estés enfermo y tu estás atrapado en medio.
Eddie: ¡Es todo una mentira, yo si tengo asma!”[12]

Eddie sabe que su madre lo mantiene cerca y no lo deja salir a jugar por lo mucho que se preocupa por él, así como la frase del padre de Bev que castiga con una cachetada cuando ésta recibe un poema de un niño. Ese temor al nidal del que no se puede salir es lo que sobresale. La anterior escena me recuerda lo que escuché una ocasión en uno de esos programas matutinos donde en ocasiones invitan un médico para que de consejos a los televidentes. En esa ocasión hablaban del asma. El médico, habituado a hablar con ejemplos como de “manzanitas” para que le entiendan los legos dice lo siguiente: “Lo que sucede con el niño con asma es que su sistema inmunológicos se preocupa de más y reacciona frente alguna enfermedad menor con síntomas como de una gran enfermedad, es de alguna forma, en lugar de protector, sobre-protector”. El sistema inmunológico se porta como la madre de Eddie y el padre de Bev, sobreprotegiendo a su hijo con amor ilimitado.

Siguiendo con los otros personajes, podemos ver que eso que persigue en lo haunted también en relación con la otra acepción: Que vuelve a la mente con insistencia. ¿En qué condición algo vuelve a la mente con insistencia? Se nos ocurren dos posibilidades, un amor imposible o un duelo no resuelto, como en el caso de los padres de Bill (¿Cómo competir con el hermano muerto?) o el caso de Ben. Pero aún más, de manera más estructural está en el caso de Richie donde el siempre estar de buenas y con bromas hace que el miedo este a la orden del día y el carácter más social en el caso de Mike donde el racismo es una asignatura pendiente.


Continuaremos la siguiente entrada con dos temas "Enter Sandman" y "El cocodrilo de Lacan"



[1] Centro de Autoaprendizaje del Idioma Inglés, a cargo de la Mtra. Cecilia Meza a quien agradezco la invitación.
[2] King, Stephen. IT (ESO), 1986. Primera edición en México en 2006 por Random House Mondadori, S.A.
[3] Freud, Sigmund. “Psicopatología de la vida cotidiana”
[4] Incluso un familiar gustaba acompañar esa pregunta por un “¡Ya los vi!, ¡No me roben!”.
[5] King. Op. Cit. Pág. 17.
[6] Freud. Sigmund. Análisis de la fobia de un niño de cinco años “El pequeño Hans” (1909). Obras completas de Sigmund Freud. Amorrortu Editores. Volumen 10.
[7] Este ejemplo lo menciona Freud en dos lugares Las fantasías histéricas y su relación con la bisexualidad y Apreciaciones generales sobre el ataque histérico ambos de 1908.
[8] Ese es el verdadero eco a Stephen King de quien se conoce su necesidad imperante por escribir al grado de utilizar pseudónimos para publicar más veces por año de lo que sus editores le recomiendan. Por otro lado es conocido su rechazo por sus adaptadores que incluso ha llegado a demandar, como en el caso de Stanley Kubrick sin pasar por alto lo obvio de su novela “IT” que bien podría llamarse “IT’s HUGE!”.
[9] King. Op. Cit. Pág. 199-200.
[10] Freud. Sigmund. Lo ominoso (1919). Obras completas de Sigmund Freud. Amorrortu Editores. Volumen 17.
[11] Freud. Op. Cit.
[12] Sthepen King’s IT.



La declinación del Edipo a través del mito de Batman
Primera entrega de 5



Batman: ¿Por qué quieres matarme?
Guasón: ¡Ja, ja, ja! ¡Yo no quiero matarte! ¡Tu me complementas!
Batman: el caballero de la noche (The Dark Knight, 2008)


“Abreviando, el semi-decir es la ley misma, interna, de toda especie de enunciación de la verdad y que lo que mejor lo encarna es el mito.”
Jacques Lacan. 11 de marzo 1970.


Cuando a raíz de la más reciente versión fílmica del personaje Batman creado por Bob Kane se habla de la “psicología de Batman” nos encontramos con el bello caso de hablar de algo que no está ahí, a saber, alguien sino algo, un mito. La tendencia actual de retratar a los personajes de comics y demás creaciones de ficción buscando profundizar en sus motivaciones y verlos de forma realista nos habla aún más de ficciones, las ficciones que actualmente establecen la forma como leemos nuestra propia existencia. Si seguimos el sendero de Lacan que nos invita a no buscar las profundidades en el sujeto sino verla profundidad solo de la propia superficie ¿esta tendencia nos habla de la esencia mítica de las mismas profundidades psicológicas con las que se evalúa el mundo actual?

Escuchaba en un programa radiofónico como abordaban la cinta de Nolan desde diversos puntos de vista resaltando el cinematográfico y el crimino-psicológico. En cierto punto de la discusión uno de los participantes se llevó las palmas de mesa cuando comenta “Mientras (Tim) Burton se llevó a Batman a su mundo (de Burton), (Christopher) Nolan lo trajo al nuestro”. Esta frase, compartida por muchos fans de Batman posee un error y un esclarecimiento. Por un lado el error es hablar de un “nuestro mundo” en contraposición de “el mundo” de Burton, en lugar de hablar del “mundo” de Nolan. Finalmente tendríamos que ver ¿por qué el mundo de Nolan es nuestro mundo?

Dicho de otra forma, ¿No será que el mundo de Burton era nuestro mundo en aquella época? Es aquí que siguiendo al error encontramos un esclarecimiento. Ese mundo nuestro es el del comic. Si hacemos una diferencia entre el mundo del comic y el mundo real existe una imposibilidad para que Batman esté en nuestro mundo. Por otro lado, si algo nos enseña el análisis de los mitos es que en su formato de no realidad, en su decir a medias, en su juego de comedia, encontramos la verdad de nuestro mundo, como lo atestiguamos en las formas de estilo narrativos y temas de los comics de Batman ya sea en los años 40, 50, 60, hasta nuestros días. ¿No vemos un cambio ideológico incluso en nombrar “Guasón”, “Comodín” o “Joker”, como “Bruno Luna”, “Bruno Díaz” o “Bruce Wayne”? Ese formato más purista de respetar el nombre como en su idioma original lejos de acercarnos al objeto lo aleja más ya que algo que podría tener sentido juguetón como Guasón, se vuelve intelectual en “Comodín” y francamente políticamente excluyente en Joker cuando el nombrarlo sin traducción hace que se sienta más ajeno. ¿No estamos en la ideología actual que al tratar de incluir discrimina de forma políticamente correcta? ¿Estaremos en los efectos que vaticinaba Lacan con su precisión de la frase del padre de los Karamazov “Si Dios no existe entonces nada está permitido”? Como en los casos de las escuelas que, buscando integrar, a los niños con capacidades especiales los incluyen en un salón de clases regular solo que con apoyo de un compañero para hacer tareas, sin aplicarle los mismos correctivos y sin evaluar su desempeño en clase, ¿“Si no hay discriminación entonces nadie está incluido”?

Cuando se trasmite la sensación de que la propuesta del autor es el mundo nuestro de cada día, tenemos en frente la mejor operación de lo que llamamos ideología, ese discurso que estructura la realidad. Nolan nos habla en términos de nuestra sociedad donde los pacientes llegan a análisis hablándonos en términos psi. Nos hablan de su autoestima, sus objetos malos, su depresión y duelos, su Edipo no resuelto aderezado por su manejo del estrés y su inteligencia emocional. Más allá de que “debieran” de hablar en otros términos, hablan como se puede en estos tiempos por lo que resta reconocer ese mundo de palabras como nuestro, lo que no quita que haya mitos y discursos que lo sostengan.

Cuando se habla de ese “mundo real” donde Batman habita actualmente, pasamos de las versiones a ese lugar donde vemos objetivamente. El Batman de Nolan es el de nuestro mundo, el mundo del DSM donde su problemática es entendida y la ficción solo puede abordarse como engaño y mentiras que llevan al sospechosismo. Nos referimos al DSM debido a su misión constitutiva: la descripción objetiva de los trastornos mentales sin ningún tipo de elaboración teórica que discrimine o de preferencia a alguna. El resultado, un mundo objetivo que a ojos claros es el particular mundo de la psicofamacología contemporánea.

Sin embargo la cinta se sostiene y el mito flota. La ciencia sopla pero no se cae el mundo de los mitos, ya que secretamente se necesitan mutuamente. Esto resulta como verso sin esfuerzo si recordamos que Batman, como personaje, nace de la inspiración febril del adolescente Bob Kane después de ver un aparato, el boceto de un instrumento de vuelo diseñado por Leonardo DaVinci.

Nuestra propuesta es que si la cinta cautiva, si se sostiene en algo, es en la nada del mito, del arte del comic. Vemos los elementos del clásico cine negro, un tipo de estética en las historias de antihéroes. También resaltamos que los momentos cumbre son los más fantásticos de todos, a saber, los enfrenamientos de máscara contra cabellera. El Santo nos devuelve al carril de la decencia.

¿Cuál es la escena cumbre de la cinta? Sin dudas, la escena del interrogatorio, escena que más de un fan se sintió encantado cuando vio las primeras fotos pero no por lo realista que pudiera verse sino por lo no realista que se veía, por la referencia a imágenes de comic, a la historieta. La mejor manera de abordar el tema del mito y así del sujeto, es devolviendo la dignidad de lo ridículo. Como bien lo precisa Zizek en una de sus ultimas conferencias “youtuberas” cuando escuchan a alguien que ha logrado descifrar “el secreto” y llego a darse cuenta que él no es ni su trabajo, ni su ropa, ni las cosas que sus padres han dicho de él, que se ha liberado de toda atadura ideológica paradójicamente habla con el mismo tono, velocidad y palabras que todos los demás “liberados”, dando la impresión de ser marionetas de ventrílocuo.

¿Cómo dejarnos emocionar con este Batman intelectualoide? Volviendo a los monitos. Dejemos para una siguiente entrada dos temas: lo que encanta de la historieta y la estúpida trampa ideológica en la que cae el caballero de la noche al cargar en sus hombros el defender la ley que peligrosamente nos acerca a “Si Harvey ha muerto entonces nada está permitido”.