viernes, abril 17, 2009



La declinación del Edipo a través del mito de Batman
Cuarta entrega de 5

No es ningún secreto que el éxito de “The Dark Knigth” es la presencia del Guasón. La relación entre el héroe y el villano es el verdadero plato fuerte del film. Los fans de comics quedamos encantados desde las primeras fotos, en especial con la escena de la sala de interrogatorio por la similitud visual con la historia “La broma mortal”.

Si definimos que el mito del héroe es la encarnación de la ley en la figura del protagonista, su máscara o ritual que constituye la forma como una comunidad se entiende así misma al narrarse la ficción que le brinda identidad, este nuevo Batman que no se atreve a decir su nombre (No son las aventuritas de Batman y Robin sino el Caballero de la noche como tampoco es Superboy sino Smallville… Pues “como lo diría el poeta… te amo”) es un ser que reflexivamente trata de entenderse. La relación entre el bien y el mal es el efecto del personaje que se construye, de la fantasía que aparece para dar forma al Real de la Ley. La solución de la película es lo que más miedo da. ¿Por qué Batman tiene que echarse la culpa de los asesinatos de Harvey Dent?

Las respuestas son variadas y cada una es importante. Primero la oficial. Para que no se derrumbe lo ganado por Dent como héroe oficial que enfrentó a la mafia y dio esperanza al pueblo. Este pueblo, si descubre que Harvey también fue un asesino, no confiarían en la ley. Románticamente, Batman y el comisionado Gordon dirán “Porque Harvey es el caballero brillante que ciudad Gótica necesita y no el guardián silente que es Batman”. Por otro lado tenemos la respuesta dramática. Batman, termina como un personaje mártir, solitario y perseguido dándole un tono trágico como todos los héroes injustamente perseguidos por los policías, quedando como incomprendido y solo contra el mundo.

Si tejemos entre estas dos posibles respuestas algo de preocuparse emerge. Jugando con las mismas reglas, lo peligroso es el pequeño cambio de esta bati-solución, lo que nos da un panorama mejor a la forma actual como se concibe la relación con la ley. Primero tenemos un Batman muy propositivo, es de él la idea de crear esta farsa, de echarse la culpa y ocultar a Ciudad Gótica la otra cara de Dent. En la tradición de las historias de ciencia ficción y fantasía cuando se hace algo con la clara intención de corregir algo antes de que suceda siempre (¿no es así en la vida?) termina en algo peor. Pensamos en las historias de viaje en el tiempo. Si el héroe accidentalmente (obra del destino) viaja al pasado y lo modifica existen grandes posibilidades de que al “regresar al futuro” haya modificado para bien el presente. Si por el contrario viaja al pasado con toda la intención de modificar el presente con buenas intenciones (por ejemplo matar a Hitler o evitar la muerte de su mujer) se encuentra que al volver el presente esta peor (Los nazis controlan el mundo porque sin Hitler su líder no estaba fijado en el “problema judío” sino solamente con controlar el mundo, la mujer está viva pero casada con otro).

Esta es la diferencia con el nuevo Batman. El primer caso lo podemos imaginar de la siguiente forma. En el conflicto final entre Harvey Dent y Batman, al caer muerto Dent unas personas que van pasando por ahí acusan a Batman de haber asesinado a Dent, le hablan a la policía y lo persiguen. Podemos imaginar un Batman que no intenta esclarecer los hechos porque el héroe no busca eso, sino opera en las sombras. Sin embargo, la solución por el “bien de Ciudad Gótica” es que Batman mató a 5 policías corruptos. ¿Cómo le hicieron? ¿Gordon plantó evidencia que incriminaba a Batman? ¿Rindió una declaración falsa?

Así la pregunta que queda en el aire es ¿qué protege Batman al mentir sobre la cara fea de Dent? Este Batman al querer ser demasiado serio y realista resulta siendo de un cierto modo ingenuo y mentiroso, en la tradición de sufre pero en silencio. Solo que en este caso las consecuencias de obturar la relación con la creencia el resultado es pesimista. Casi podemos imaginar a Batman y al comisionado Gordon (cuyo sacrificio final fue para proteger un niño) diciendo “Esta mentira no es por uno, uno ya qué, ya vivió, es por las criaturas”.

Lo lamentable es que la película se traiciona en esa escena final cayendo en la seriedad. Lo más divertido orienta y en este caso son algunas escenas memorables para todo fan de comics. Empecemos comentando la antes mencionada escena del interrogatorio.

Estaban dos locos en…

La escena comienza en una sala de interrogatorios donde el comisionado James Gordon pregunta al criminal en custodia que llaman “Guasón” sobre el paradero del fiscal de distrito Harvey Dent. Al no obtener respuesta Gordon sale de la sala para revelarnos que hay un tercer ocupante, Batman, quién se presenta con el criminal con un golpe empujándolo contra la mesa estrellando su cabeza. En breve se desarrolla este diálogo:

Batman: ¡Me querías, aquí estoy!
Guasón: Quería ver lo que harías. Y no me decepcionaste. Dejaste que murieran cinco personas. Y luego, dejaste que Dent tomara tu lugar, incluso para un tipo como yo eso es cruel.
Batman: ¿Dónde está Dent?
Guasón: Esos mafiosos te quieren muerto para que las cosas vuelvan a ser como eran antes. Pero yo sé la verdad. No hay forma de volver hacia atrás. Tú cambiaste las cosas. Para siempre.
Batman: Entonces ¿Por qué quieres matarme?
Guasón: ¡Ja, ja, ja! ¡Yo no quiero matarte! ¿Qué haría sin ti? ¿Volver a estafar a mafiosos? ¡No, no, no! ¡Tú me completas!"
Batman: Eres basura, matas personas por dinero.
Guasón: ¡No hables como si fueras uno de ellos porque no lo eres! Incluso si eso es lo que quisieras. Para ellos solo eres un fenómeno, como yo. Te necesitan ahora pero cuando no, te van a desaterrar, como a un leproso. Verás, su moral, su ley, es un mal chiste. Desechado a la primera señal de problemas. Ellos son tan buenos como el mundo les permite ser. Te mostraré que, cuando las cosas van mal, estas personas civilizadas se comen entre ellas. Verás, yo no soy un monstruo. Solo estoy más adelantado.
Batman: ¿Dónde está Dent?
Guasón: Todas estas reglas y crees que te salvarán.
Batman: Tengo una sola regla
Guasón: ¡Oh! Pues esa es la regla que tendrás que romper para saber la verdad.
Batman: ¿Qué es…?
Guasón: Que es la única forma de vivir en este mundo es sin reglas y esta noche, tendrás que romper tu única regla.
Batman: Lo estoy considerando
Guasón: Pues tendrás que hacerlo pues jugando mi jueguito es la única manera en que podrás salvar a uno de ellos.
Batman: ¿Ellos?
Guasón: Verás, por un momento pensé que si eras Dent por la forma en cómo te lanzaste por ella. –Batman lo avienta hacia la mesa para atrancar la puerta - ¡Oh, mira lo que haces! ¿Havey sabía sobre tu y su conejita?
Batman lo estrella contra el vidrio y pregunta: ¿Dónde están?
Guasón: Matar es solo una opción
Batman le da un puñetazo y pregunta: ¿Dónde están?
Guasón: Tienes que escoger entre una vida y la otra. Tu amigo el fiscal de distrito o su prometida. -Batman le da otro puñetazo- ¡Ja, ja, ja! ¡No tienes nada con qué amenazarme! ¡Nada que hacer con toda tu fuerza! ¡No te preocupes! Te diré donde están. Pero ambos, y ese es el punto, ¡tendrás que escoger! [1]

A partir de esta escena vemos como Nolan nos enseña la parte más oscura del héroe a partir de ponerlo frente a su Némesis. Desde sus primeros trabajos como “Following” y “Memento” hasta “The prestige” y “Batman begins”, Nolan muestra como protagonista y antagonista, cazador y presa, mantienen una relación íntima. Para los fans de comics esta regla es bien conocida tal y como se menciona en el documental sobre los villanos de Batman incluido en el DVD “Batman: Gotham Knight”: “Lo importante es que el villano o explote una debilidad del héroe o sea un reto para sus poderes”. Como lo aborda M. Night Syamalan en su película “Unbreakable”, el héroe y el villano son dos puntos que se ubican como los exactos polos de una misma curva. ¿Cuál es esa curva?

Frente al Real de la Ley aparecen los lugares simbólicos de estar dentro o fuera de la ley. Batman, como héroe, es simultáneamente alguien que respeta la ley y está fuera de la ley. Lo interesante de la escena de interrogatorio es que vemos a Batman, en el estilo más “comiquero” posible, en una sala de espejos donde el Guasón es su reflejo. De alguna manera lo que dice el Guasón es la verdad. Recuerdo haber escuchado a varios intentando dar un diagnóstico psi al Guasón donde psicópata o sociópata son los más constantes incluso con variaciones extrañas como psicópata psicótico, etc. Desde el punto de vista psicoanalítico primero daría el diagnóstico de archivillano, o de una forma más freudiana, Némesis.

Comúnmente se utiliza la palabra Némesis como sinónimo de opuesto. El problema desde esa lógica es que los lugares parecen intercambiables y se llega a decir que Batman es “el” Némesis del Guasón y viceversa. Aquí incurrimos en un error desde el artículo que utilizamos. Némesis para los griegos era una diosa encargada de la Venganza divina, a manera de efecto nefasto y cruel ante la arrogancia. Así, desde la lógica que Nolan presenta desde “Batman inicia” sigue el sendero clásico del superhéroe de comic, el villano es el efecto directo de la arrogancia del superhéroe. Es tal la referencia de comic que en su versión de caricatura o “serie animada” creada por Bruce Tim el mismo Robin le dice en un capítulo haciendo referencia a un nuevo villano “¡Otro villano creado por la industrias Díaz!”

Primero es el héroe y luego es el villano. Esta idea que resiste desde el Batman de Tim Burton (“Tu me hiciste”) en el Batman “que no se atreve a decir su nombre” de Nolan (lo que nos indica que es un héroe de closet) llega a niveles geniales cuando se reconoce que es el Guasón mismo el que viene a poner orden al Caos que es Batman como se los explica a los mafiosos cuando les hace recordar cómo eran las cosas un año antes y propone la máxima de todo villano de comic “Matemos a The Batman”.

El Guasón como Diosa de la venganza, de ahí el porqué se maquila y le sienta bien vestirse de enfermera, es el que cumple el deseo del Héroe[2]. En el interrogatorio se enfrentan máscara contra cabellera. El Guasón comienza diciendo la verdad del héroe y Batman se altera.

Guasón: ¡Ja, ja, ja! ¡Yo no quiero matarte! ¿Qué haría sin ti? ¿Volver a estafar a mafiosos? ¡No, no, no! ¡Tú me completas!"
Batman: Eres basura, matas personas por dinero.
Guasón: ¡No hables como si fueras uno de ellos porque no lo eres! Incluso si eso es lo que quisieras. Para ellos solo eres un fenómeno, como yo. Te necesitan ahora pero cuando no, te van a desaterrar, como a un leproso. Verás, su moral, su ley, es un mal chiste. Desechado a la primera señal de problemas. Ellos son tan buenos como el mundo les permite ser. Te mostraré que, cuando las cosas van mal, estas personas civilizadas se comen entre ellas. Verás, yo no soy un monstruo. Solo estoy más adelantado.

¿Cómo se complementan? Proponemos hacer el análisis complicando más las cosas y en lugar de oponer la relación “bueno y malo” utilizaremos la propuesta de Zizek cuando habla de un héroe.

Uno de los puntos de la historia de Batman es el reclamo de los copycats que se topa Batman “¡¿qué te autoriza a que tú luches por la justicia y nosotros no?!” El tema de le vengador, del vigilante, me recuerda a la situación de niños de la generación anterior donde cualquier adulto estaba autorizado para reprenderlo mientras que ahora debe estar autorizado. Batman, es un vigilante, un héroe, pero entonces ¿es bueno o malo? El tema del vigilante como héroe es más claro según el siguiente cuadro que despliega Zizek con respecto a su trabajo en el tema de Superyó.

“La matriz nocional subyacente se vuelve evidente si ampliamos la oposición de la ética y la moral a un cuadrado semiótico gremasiano:



“En la parte superior y en la inferior tenemos dos posiciones planas: el santo es ético (no compromete su deseo) y moral (considera al Dios de los otros), mientras que el canalla es inmoral (viola las normas morales) y no ético (no persigue el deseo sino los placeres y los beneficios, y por eso carece de todo principio firme). Mucho más interesantes son las dos posiciones horizontales que expresan un antagonismo inherente: el héroe es inmoral, pero ético, es decir, viola (o más bien, suspende la validez de) las normas morales explícitas existentes en nombre de una ética superior de la vida, La Necesidad histórica, por ejemplo;…”

En Batman esto es revelado por el hecho de que la policía reciba gustosamente a ese empresario que sirve de banco a la mafia. Batman no tiene jurisdicción, aunque al mismo tiempo tampoco filiación. El precio que tiene que pagar es justamente no poder reinsertarse en esas leyes comunes.

Incluso en Hancock eso es llevado a la apuesta de ser encerrado en la cárcel hasta que la propia policía lo pida, solo que se le da más de lo que pidió. Lo interesante de este cuadro que propone Zizek es que el que está al otro lado de la curva no es el canalla, ni tampoco el villano, sino la noción psicoanalítica del Superyó, explicando esto así:

“…el Superyó, por su parte, designa la antítesis del héroe se atiene a la obediencia a las normas morales (por ejemplo, un maestro severo que atormenta a sus alumnos en nombre de su propio bien, y no está dispuesto a reconocer su propio investimento sádico en este tormento).

Esto no entraña, sin embargo, que en el ámbito de la ética no haya modo de evitar la tensión entre la Ley y el Superyó. La máxima de Lacan de la ética de psicoanálisis “no comprometer el propio deseo”) no debe confundirse con la presión del Superyó. Es decir, una primera aproximación puede parecer que la máxima “¡No cedas en tu deseo!” coincide con el mandato del Superyó “¡Goza!” -¿no comprometemos nuestro deseo precisamente renunciando al goce? ¿No es una tesis fundamental de Freud, una suerte de lugar común freudiano, que el Superyó forma el núcleo básico, primitivo, de la instancia ética? Lacan va contra estos lugares comunes: entre la ética del deseo y el Superyó plantea una relación de exclusión radical. En otras palabras, Lacan toma en serio y literalmente la “paradoja económica” freudiana del Superyó, es decir, el círculo vicioso que caracteriza al Superyó: cuanto más nos sometemos al imperativo del Superyó, mayor es su presión y más culpables nos sentimos. Según Lacan, este “sentimiento de culpa” no es una ilusión que debe disiparse en el curso de la cura psicoanalítica: realmente somos culpables; el Superyó extrae la energía necesaria para presionar al sujeto del hecho de que éste no sea fiel a su deseo y haya cedido. Nuestro sacrificio al Superyó, el tributo que le pagamos, sólo corrobora nuestra culpa. Por esa razón, nuestra deuda con el Superyó es irredimible: cuanto más pagamos, más debemos. El Superyó es como el chantajista que lentamente nos desangra hasta la muerte: cuanto más obtiene, más influencia tiene sobre nosotros…”

Desde este punto de vista vemos un agente en el Guasón más que un sujeto, la verdadera explicación del decir agente del Caos como se define, de una forma más precisa es un agente de la Culpa, del Desliz, de forma completamente freudiana del Witz.

Es aquí donde la lógica de Batman como generador del propio Guasón adquiere forma. Por un lado tenemos a alguien que se disfraza de Murciélago para sobrepasar la culpa del asesinato de sus padres lo que trae consigo que como retorno de lo reprimido su máximo villano sea aquel que exacerba la culpa en él.

En el filme el Guasón se refiere a sí mismo como un hombre de palabra lo cual es la condición misma del chiste, de la broma. Su lado macabro es justamente su condición directa en la primera verdad para Batman “Para ellos eres un fenómeno como yo”. Otra posible traducción sería “Para ellos eres un anormal como yo”. Lo cual es enteramente cierto. Esto será motivo de nuestra última entrega donde la escena del interrogatorio será el objeto a desmenuzar.



[1] Batman: el caballero de la noche (The Dark Knight, 2008).
[2] ¿Será por eso que el Santo lucha contra monstruos femeninos principalmente?