martes, octubre 27, 2009



Lazo social y autoridad:
Todos son iguales frente a la ley de la diferencia
[1]
Paul Verhaeghe


“Todos los animales son iguales, pero hay algunos más iguales que otros”. Esta cita de Orwell podría funcionar de epitafio para nuestros tiempos. Tal es así, desde un punto de vista ingenuo, en nuestra sociedad occidental, vemos realizados los ideales de la Revolución Francesa, “Egalité, Fraternité, Liberté” (Igualdad, Fraternidad y Libertad). La mujer igual que el hombre, el negro igual que el blanco y los derechos de los niños cada vez más tomados en cuenta.
Estudios más precisos revelan que esta igualdad entre los animales implican dos elementos: el lazo social y la autoridad. Ambos pueden ser entendidos desde el estudio de Freud sobre la horda primitiva. El elemento lazo social nos lleva a la fraternidad y esta implica una nivel horizontal de la relaciones entre iguales. De acuerdo con Freud, esta fraternidad está basada en el asesinato del padre primordial, por lo menos es así en su versión de “Tótem y Tabú” de 1913. En su menos conocida pero más importante versión posterior en su estudio sobre “Moisés y la religión monoteísta” (1939) el hijo logrará la fraternidad en la instalación de una figura paterna simbólica. Esto nos lleva al segundo elemento, la autoridad. De estas dos versiones del mito, es claro que la autoridad se encuentra basada en la diferencia, más en particular la diferencia entre el grupo de iguales y aquel que no pertenece a este grupo y quien por su posición particular de ajeno, funciona como una especie de garantía para este grupo. Obviamente para Freud, esta posición es la tomada por el padre, de ahí el lazo entre la horda primitiva y el complejo de Edipo.
Si es cierto que vivimos en la era de “todos los animales son iguales”, esto necesariamente implica la obliteración de la diferencia. En vista del hecho que la autoridad está basada en la diferencia, la implicación es que la autoridad se va por el caño también. Desafortunadamente para nosotros, las esperanzadoras consecuencias de la “égalité et liberté” no llegaron a realizarse, y en su lugar nos enfrentamos, al menos en Europa, con un creciente corporativismo, racismo y nacionalismo. En lugar de la autoridad de ayer, nos encontramos más y más con el poder, lo cual es algo muy diferente.
Es importante intentar comprender la diferencia entre el poder y la autoridad. Desde el punto de vista lacaniano, el poder siempre concierne a una relación dual, es decir: yo o el otro (Lacan, 1936). Esta supuestamente relación igualitaria conlleva a una encolerizada competencia en la cual uno de los dos tiene que ganar sobre el sobre. La Autoridad por el otro lado, siempre concierne a una relación triangular, es decir, yo y el otro a través de un tercer elemento.
Obviamente, hay algo malo con este tercer elemento, lo que nos deja con el poder puro. Teniendo de fondo todos estos síntomas sociales, podemos encontrar un factor en común, y este es la angustia. Este es sin lugar a dudas el síntoma nuclear, que nos impone la pregunta sobre el cómo entenderlo. Como es un fenómeno nuclear, lo podemos estudiar desde lo que Lacan denomina como la formación del sujeto. Como he abordado esta formación extensamente en otro lugar (Verhaeghe, 1998), solo me referiré a dos procesos llamados alienación y separación. En esta formación estos dos procesos operan de tal manera que uno responde y releva al otro.
Si aplicamos esta operación al tema de este artículo, no resulta difícil entender a la alienación como una operación que obliga al sujeto a ser igual que el otro, mientras que la separación abre la posibilidad de ser diferente. De nuevo, mismidad y otredad –como lo veremos, no es coincidencia que Lacan defina como meta del análisis como diferencia absoluta, siendo el mantenimiento de la distancia entre I(A) y el objeto a tan amplia como pueda ser. (Lacan, 1964, último párrafo)[2].
Si nos enfocamos a esta angustia como fenómeno nuclear desde el punto de vista de una psicología del desarrollo, la respuesta será más general y más vaga. La psicología del desarrollo nos dirá que un niño necesita ser criado en un ambiente estable y predecible, para que así sea capaz de elaborar la angustia. En breve, el niño necesita la llamada “confianza básica”. Desde un punto de vista psicoanalítico, podemos ser más específicos. Esta confianza básica desde la cual la formación del sujeto toma lugar, está basada en una mayor condición previa, y es la instalación y la implementación de la Ley edípica. Lo cual no lleva a otra pregunta: ¿En qué consiste esta Ley edípica? En las caricaturas contemporáneas, comúnmente es reducida al hecho de que está prohibido para los padres tener sexo con sus hijos.
Aún y cuando lo anterior es verdad, de alguna manera oscurece el aspecto más fundamental y subyacente. En mi interpretación, la Ley edípica instala la diferencia como tal. A partir de ahí, cada sociedad elabora reglas a mayor o menor grado arbitrarias que implementan esta ley de la diferencia, y estas reglas determinarán las identidades particulares de los miembros de esa sociedad.
De esta manera, encontramos de nuevo nuestros procesos de alienación- mismidad y separación-diferencia. El eje de la alienación y mismidad se relaciona a la prohibición del incesto. El eje de la separación y la diferencia pertenece a la obligación por la exogamia. Necesitaremos reinterpretar esta prohibición al incesto y obligación a la exogamia posteriormente. Para estos momentos, podemos decir que la ley edípica de la diferencia apunta a la regulación del goce al instalar reglas a nivel del deseo. O, para ponerlo en términos de la teoría del discurso de Lacan: el nivel superior de cada discurso trata del deseo buscando elaborar el nivel subyacente del goce (Lacan, 1969).
De regreso a nuestro síntoma social: la mismidad, diferencia y angustia. Es obvio que algo va mal, pero no es fácil marcar el exacto punto de la falla. Si lo vemos desde el punto de vista de la clínica, resulta interesante observar que podemos hacer una analogía entre la neurosis traumática clínica por un lado y por el otro algo que podemos considerar como una neurosis traumática colectiva. De hecho, uno de los síntomas principales de las neurosis traumáticas es la automutilación, es decir, quemar y cortar el propio cuerpo. A nivel social, tenemos el piercing en lo particular como toda una serie de operaciones en el cuerpo en lo general (Salecl, 1998). Si seguimos esta analogía, significa que de alguna u otra manera debe existir una etiología similar en la base de estas neurosis traumáticas individuales o colectivas. La etiología de las neurosis traumáticas es conocida: se refiere a la situación en la cual el sujeto ha sido desesperanzado por el Otro, tanto en el sentido literal (niño desilusionado[3]) como en su forma general. Esta situación quiere decir que la confianza básica normal es reemplazada por lo que llamaría una desconfianza básica. Si seguimos esta analogía, debemos encontrarnos también con un gran Otro que falla o desilusiona a nivel de la sociedad.
Esto nos remite de nuevo a lo cuestionado al inicio, aunque de forma más específica: la desaparición contemporánea de la diferencia y la autoridad resulta traumática, conlleva a una mismidad obligatoria, la cual es amenazante, y revela una angustia subyacente. Su síntoma más particular, la automutilación, opera en el cuerpo de forma extraña. Ahora estamos en condiciones de elaborar respuestas a tres preguntas relacionadas:
1. ¿De dónde viene esa angustia subyacente?
2. ¿Cómo debemos interpretar la ley Edípica?
3. ¿Por qué falla, y cómo puede ser instalada?
Comenzaré con la primera pregunta, el cómo y el por qué de la angustia como núcleo. Desde un punto de vista del psicoanálisis clásico, uno esperaría aquí la angustia de castración, pero en mi interpretación, este no es el caso. La angustia de castración como tal ya es una elaboración defensiva de la angustia primaria subyacente que emerge en la relación entre el sujeto y el Otro (Verhaeghe, 1996). La angustia primaria de cada sujeto es el ser tragado por el Otro, ser devorado, es decir: ser reducido a un objeto pasivo del goce del Otro. En términos conceptuales, esto implica una total alienación son posibilidad de separación. Es esta angustia la que conocemos en una serie de clásicos cuentos de hadas donde el niño escapar del Otro devorador. La versión contemporánea de los cuentos de hadas lo podemos encontrar en los universos sádicos creados por un gran número de juegos de computadora. Seguramente, no es coincidencia que ya la más rudimentaria versión de estos juegos consistía en una amplia boca que trataba de comerse al jugador, el juego del “packman”, que en mi idioma literalmente significa: el que atrapa.[4]
Habiendo considerado que la angustia nuclear concierne al Otro devorador, el objetivo básico es la separación y la construcción de la propia identidad. Para hacer todo más complejo, debemos reconocer otros aspectos. Primero, el objetivo del sujeto es paradójico, debido a que no solo quiere escapar de este Otro; al mismo tiempo, quiere permanecer dentro de este Otro. La Alienación y la Separación son dos elementos de este mismo proceso, es – como proponemos – solo otra ilustración de algo que Freud ya había comentado antes, nos referimos a la fusión esencial de la pulsión de vida y de muerte. (Freud, 1920 g:55, 1940ª:149). Segundo, esta lucha entre el Otro y el sujeto remite a una lucha interna entre el sujeto y la pulsión. En otras palabras, este proceso no puede ser reducido a la mera interacción intersubjetiva.
Esto nos lleva a nuestra segunda pregunta, ¿Cómo tenemos que interpretar la Ley Edípica a la luz de esta angustia básica? Como mencionamos anteriormente, esta ley instala la diferencia, es decir, inaugura la separación más allá de la alienación. Obviamente, instala la diferencia entre las generaciones y los géneros. O eres un padre o un hijo, o eres un niño o una niña, y en el despertar de estos significantes de identificación, le siguen una serie de reglas. En su forma primaria, esta ley concierne a la madre, a la que se está prohibido conservar a su producto, es decir, el niño mismo. Este es el primer significado de la prohibición al incesto: no tomaras a tu hijo para tu propio goce. El constante énfasis del incesto entre el padre y el hijo es tal que que hace que este sentido original casi sea olvidado. Esta forma inicial de incesto nos permite entender el deseo Edípico de forma más precisa – más preciso que las interpretaciones caricaturescas que nos dejan creyendo que Pepito quiere tener sexo con su mami y María con su papi. Lo que todo niño quiere, ya sea niño o niña, es esta unidad natural pre-genital con el primer objeto de amor. Lo que toda cultura prohíbe es el estar encerrado en este primer Otro.
Es solo en una etapa posterior que la prohibición al incesto también se aplica al padre. Es entonces cuando se transforma en una prohibición sobre el incesto genital: no tomarás a tu hijo para tu placer fálico. Cuando el padre ignora esta prohibición y utiliza a su hijo como un objeto sexual, existirá siempre una confusión inicial: el niño no entiende el aspecto genital y supone/espera algo más, de este primer amor. Esta forma de incesto ya es secundario y tiene severos efectos traumáticos.
La forma original, primaria, induce efectos psicóticos. Ambos evitan que el Sujeto adquiera una identidad propia, es decir, evitan el proceso de la separación. Este incesto paterno es el más común, como también el más conocido. Sin embargo, la versión subyacente y anterior es por mucho la más importante de las dos. De nuevo, nos encontramos con dos niveles diferentes, el deseo por un lado y el goce por el otro. Es aquí donde el goce recibe su verdadero sentido que proviene del punto de vista legal: significa ganar gratificación de algo que no te pertenece, el “usufructo”. La ley edípica prohíbe esto y obliga la posibilidad de la separación entre el Otro y su producto, es decir, el sujeto.
De esta forma, la ley edípica es más fundamental que solo edípica, lo que significa que va más allá de la situación interpersonal de mamis devoradoras y papis pervertidos. De hecho, la forma como presentamos la primera forma de la prohibición al incesto, podríamos muy bien interpretarla como “culpígena materna”. Es importante resaltar el hecho de que – más allá de un maternaje patológico – la madre como primer Otro provoca las pulsiones en el sujeto mismo. Todo sujeto tiene que elaborar su pulsión, es decir: requiere simbolizar esa parte del Real. La estructura edípica (tanto lo predipico como lo edípico) no otra cosa que la solución que endosa la cultura para la elaboración de este proceso. Desde nuestro punto de vista, la separación es más fundamental que solo la separación edípica, y tiene que ver con una disociación interna en la formación como ser humano. Esto se relaciona probablemente con la parte más difícil de la teoría lacaniana. La hiancia – fisura – que tiene que mantenerse abierta entre el sujeto y el Otro remite a una más original entre la vida y la muerte. Ya en 1948, Lacan escribía que en la humanidad, existe una “déhiscence”, una fisura en el núcleo del organismo, una discordancia primordial (Lacan, 1936), y su trabajo posterior puede leerse como una elaboración sobre esta falta. Para resumirla: argumenta sobre una relación circular no-recíproca que se nos presenta en un número de niveles concretos, pero todos ellos remiten a la misma falta original.
En cada nivel encontramos la dinámica entre la alienación y la separación. La primera concierne a lo que llamó “el advenimiento del ser viviente”[5], que implica simultáneamente la pérdida de la vida eterna. La segunda concierne al advenimiento del Yo y la pérdida del cuerpo. La tercera concierne al advenimiento del sujeto y la pérdida del Otro. La última concierne al advenimiento de la identidad fálica y la pérdida de la feminidad. Todas ellas presentan la misma interacción: hay una totalidad original de la cual un producto emerge en la separación – la totalidad original trata de recapturar su parte perdida, mientras esta parte busca ambas formas: quiere retornar a su original completud (alienación) y también busca permanecer con su propia individual (separación). La forma como el producto busca retornar a su completud original, a partir de la separación, trae consigo que el proceso continúe perpetuamente.
Para ilustrar esta pate de la teoría lacaniana (Lacan, 1964: 197-98, 204-05), daremos nuestra interpretación del primer nivel, el advenimiento del ser viviente al momento del nacimiento. El advenimiento de las formas de la vida que esta sexualmente diferenciadas implica la necesaria pérdida de la vida eterna. Esto es lo que Lacan establece como el objeto (a), lo que significa la falta pura, la pérdida primordial de la vida instintiva. Esta vida eterna, la Zoë de los Griegos clásicos, opera como un polo de gran atracción para lo vivo, es decir, para el Bios, la forma de vida individual. Si esta tiene éxito, esta forma de vida individual desaparecerá (alienación) en la gran vida y muerte eterna, lo que explica la otra tendencia, la búsqueda por la separación. La solución “normal” para recuperar la vida eterna falla, ya que se sostiene en la falta original; así, el Bios trata de unirse al Zoë a través de la reproducción sexual, y así repite la falla original. Desde este momento, las pulsiones de vida y muerte están fundidas.
Esta interacción de la vida y la muerte trae consigo una relación circular no-recíproca (Lacan, 1964:207)[6]. La pérdida a nivel del Real transforma la vida en un intento interminable de regresar a una vida eterna precedente. Esta interacción nos deja con dos elementos, uno de ellos operando como una fuerza de atracción, mientras la otra busca retornar y avanzar al mismo tiempo.
Esto es el Philia y Neikos al que se refiere Freud (Freud, 1937c)[7]. Esta interacción es montada cada vez en un nivel diferente, sosteniendo su no-relación y la falta original. Es resultado final de esta falta original es la no-existencia de la relación sexual. A la luz de lo anterior, la angustia básica concierne a la muerte, el miedo a desaparecer en la totalidad precedente. La ley básica se sostiene en la falta original e instala la separación, es decir: la diferencia. De esta forma, arroja al sujeto en unas novelas interminables del deseo y lo aleja del nivel del goce.
Esto nos lleva a nuestra pregunta final: ¿Por qué parece que esta ley falla actualmente, y cómo puede ser instalada? La respuesta de Freud es bien conocida, aunque en gran medida malentendida. Olvidémonos del padre primordial de Tótem y Tabú, es mucho más interesante estudiar las implicaciones clínicas de su artículo sobre Moisés y la religión Monoteísta. Es su artículo, nos presenta con la idea de la función simbólica del padre como algo que es instalada por el hijo basada en la angustia de algo desconocido que proviene de las madres. No resulta difícil leer la teoría posterior de Lacan con respecto a este mito Freudiano: el sujeto teme la alienación total, es decir: la desaparición en el goce de lo Real, y busca por un tipo de contramedida en lo Simbólico. Este impacto del Simbólico ya lo encontramos claramente en el mismo escrito de Freud, especialmente cuando uno lo lee a través de Lacan.
El problema con la respuesta de Freud es que permanece totalmente patriarcal. La función de la separación puede operar a través del orden simbólico, pero para Freud, este Orden permanece como sinónimo del padre. Lacan ha hecho una interesante evolución a este respecto (Porge, 1997). Todavía en su teoría inicial, relaciona este aspecto simbólico con la función paterna edípica. La metáfora del nombre del padre realmente opera desde el nombre. La propuesta es que al brindar al niño con un nombre en combinación con el nombre del padre (apellido) liberará al niño de la simbiosis original. Posteriormente en su obra, Lacan hará énfasis cada vez más en el aspecto de nombrar, de ahí el uso del plural: los NOMBRES del padre. Sin duda, influenciado por la antropología, debe haber advertido el hecho de que incluso en las culturas matrilineales, la función de la separación fue operada a través del nombrar, incluso fuera de la familia nuclear occidental tradicional. Proveyendo al sujeto con un significante de identificación diferente que el original, nos referimos al materno, induce la separación y por lo tanto la protección. Esto nos trae una importante conclusión: la ley edípica puede ser muy bien instalada fuera del clásico Edipo, - es decir, las sociedades patriarcales – esto es importante ya que significa que no tenemos que forzar un regreso a esos viejos buenos tiempos patriarcales para restablecer la confianza básica. Significa que tenemos que buscar el factor operativo en la función de la separación a través del nombrar.
La idea de esos “buenos viejos tiempos” siempre resulta falsa. Resulta escalofriante observar que dicha idea puede adjudicarse a cierta clase de interpretación desde la teoría lacaniana. En estas interpretaciones, la idea principal concierne a la necesidad del significante paterno, lo cual solo está a un paso de la supuesta necesidad del patriarcado clásico. Esto resulta muy ingenuo, ya que un estudio más preciso demuestra que este significante paterno ni siquiera funcionaba en esos “buenos viejos tiempos”. DE hecho, si uno lee los estudios de casos de Freud, resulta obvio que en todos ellos, el padre no estaba a la altura de su función. A nivel conceptual, Freud tuvo que inventar el mito de un padre primordial y una consecuente memoria colectiva inconsciente, para sostener este padre, cuya ausencia o falla en la vida real es evidente. El rey está desnudo.
En lugar de sostener esta siempre fallida figura paterna, resulta más interesante observar que el sujeto neurótico necesita de esta figura para su función, y la construye todo el tiempo, aunque nunca funciona de forma satisfactoria. En los “viejos buenos tiempos”, esta construcción se sostenía por el clima patriarcal, incluso para el mito auto-inventado de Freud, pero eso no evitó las fallas a nivel individual. Actualmente, este sostén cultural ha desaparecido. Como resultado, podemos hacer preguntas más sobre los fundamentos que conciernen a la implementación de esta función.
Por lo anterior, nuestra siguiente pregunta es: ¿Qué hay acerca del establecimiento desde la función separadora del nombrar a través del significante? Freud mismo había estado elaborando esta pregunta, aunque en los límites de su versión patriarcal. Para él, el problema podía resumirse de la siguiente manera. Una figura paterna concreta adquiere su autoridad para llevar a cabo su función debido a que está garantizado a través del sistema patriarcal monoteísta. La gente cree en la función paterna del Todopoderoso dios-padre, y todo padre concreto toma partido de su autoridad.
Lo anterior deja a Freud con la pregunta concerniente al origen de la autoridad de este dios monoteísta. La respuesta de Freud es muy terrenal: esta figura recibe du autoridad simplemente porque la gente cree en él. Incluso cita a uno de los padres de la Iglesia, quien aparentemente ya había analizado el mismo problema sin encontrar una respuesta apropiada. La cita de Tertuliano es: “Credo quia absurdum”, lo creo porque es absurdo. (Freud, 1939a, 118)[8].
La apuesta que tomamos, junto con Lacan, nos permite avanzar un poco más, pero finalmente nos lleva al mismo problema. Nos hace avanzar, debido a que nos libera de la idea de un sistema patriarcal necesario. De hecho, cualquier significante que da identificación lo hace. Pero nos deja con el mismo problema. Si tomamos en cuenta la lingüística estructural, es decir de Saussure (1979), pronto advertimos que un significante adquiere su significación, y así su poder, solo por una condición: que puede pertenecer a una convención, esto es, el uso compartido y la creencia en este significante por un cierto grupo, un colectivo. Más allá de esta creencia compartida y la convención, encontramos al psicótico y su muy personal intento de crear nuevos significantes, neologismos, y también una nueva creencia.
Para concluir: todo ser humano oscila entre dos tendencias, sin tener una elección real (el famoso “vel” de la alienación, Lacan 1964)[9]. La tendencia a regresar a la totalidad previa conllevaría necesariamente su propia muerte y evoca una angustia primordial. La tendencia a crear una identidad por sí mismo, es decir, la única opción que le queda, empuja al sujeto en una interminable cadena de deseo.
La transición requiere un significante que cambie la identidad traslade la identidad del sujeto a otro grupo. Pero el fondo necesario para esto es una creencia compartida en el significante por este mismo grupo. La pregunta más importante de nuestro días es entonces: ¿Cómo podemos restaurar esta creencia sin tener la necesidad de volver a la creencia clásica de una clásica figura patriarcal como garantía?

Bibliografía
De Saussure (1979), Cours de linguistique générale, Paris, Payot.
Freud, S. (1912-13), Totem and Taboo, S.E. 13.
Freud, S. (1920g) Beyond the pleasure principle, S.E. 18.
Freud,S. (1937c), Analysis terminable and interminable, S.E. 23.
Freud, S. (1939a), Moses and Monotheism, S.E. 23.
Freud, S. (1940a), An Outline of Psychoanalysis, S.E. 23.
Lacan, J. (1936), The mirror stage as formative of the function of the I, in: Ecrits, a selection. Transl. by A.Sheridan, London, Tavistock, 1977.
Lacan, J. (1964), The four fundamental concepts of Psychoanalysis. Ed.
J.A.Miller, transl. A.Sheridan, Pinguin books, 1994.
Lacan, J. (1969), Le séminaire, livre XVII, L’Envers de la psychanalyse, texte établi par J.A.Miller, Paris, Seuil, 1991.
Porge, E. (1997), Les noms du père chez J.Lacan. Ponctuations et problématiques. Paris, Point Hors Ligne.
Salecl, R. (1998), (Per)Versions of Love and Hate, London – New York, Verso.
Verhaeghe, P. (1996), The riddle of castration anxiety: Lacan beyond Freud, in: The Letter. Lacanian Perspectives on Psychoanalys, 6, Spring 1996, 44- 54.
Verhaeghe, P. (1998), Causation and destitution of a pre-ontological nonentity: on the lacanian subject, in: Key Concepts of Lacanian Psychoanalysis, London-NewYork, Rebus Press – Other Press, 1998, pp. 164-189.
Notas
[1] Se debe referir a este artículo como: Verhaeghe, P., Social bond and authority: everyone is the same in front of the law of difference. Publicado en: Journal for The Psychoanalysis of Culture & Society. Artículo original presentado en la quinta conferencia anual de la APCS, NY, Columbia University, Octubre 1999. Traducción por Héctor Mendoza con autorización del autor.

[2] “El amor, del que ha parecido a algunos que habíamos procedido a su rebajamiento, sólo puede plantearse en ese donde, en primer lugar, renuncia a su objeto. Eso es también lo que nos permite comprender que todo refugio donde pueda instituirse una relación vivible, templada, de un sexo con el otro necesita la intervención -esa es la enseñanza del psicoanálisis- de ese médium que es la metáfora paterna. El deseo del analista no es un deseo puro. Es un deseo de obtener la diferencia absoluta la que interviene cuando, enfrentado al significante primordial, el sujeto viene por primera vez en posición de someterse a él, ahí sólo puede surtir la significación de un amor sin límites, ya que está fuera de los límites de la ley, donde sólo él puede vivir.” Jacques Lacan. 24 de Junio de 1964.

[3] En su forma original el autor utiliza la palabra “disabused” que permite múltiples formas de traducción, cada una de ellas importantes. En su sentido etimológico, refiere a la negación del abuso (Como disadvantage- desventaja o disable – inutilizar), así des-abuso refiere a algo que no se hace o dejó de hacerse. En este caso, el abuso podríamos remitirlo al de la confianza, de ahí que los sinónimos que corresponden al término de forma tradicional son “desengañado”, “desilusionado”, “desesperanzado”, donde el engaño, la ilusión y la esperanza son el “abuso” del Otro, de ahí que son utilizados según el contexto. N.T.

[4] Posiblemente el autor se refiere al videojuego de Atari “Pac-Man”, que remite fonéticamente al término “Packman” que en nuestro idioma literalmente se traduce como “el que empaca”, “el que mete en la maleta o la bolsa”. De forma más regional diríamos “el viejo del costal” N.T.

[5] Clase del 27 de Mayo de 1964. N.T.

[6] “Ciertamente, estos procesos han de articularse circularmente entre el sujeto y el Otro: del sujeto llamado al Otro, al sujeto de lo que el mismo vio aparecer en el campo del Otro, del Otro que regresa allí. Este proceso es circular, pero, por naturaleza, sin reciprocidad. Pese a ser circular, es asimétrico.” Jacques Lacan. Clase del 27 de mayo de 1964. N.T.

[7] “El filósofo enseña, pues, que existen dos principios del acontecer así en la vida del mundo como en la del alma, dos principios que mantienen eterna lucha entre sí. Los llama Philia (amor) yNeikos discordia)… Los dos principios básicos de Empédocles, Philia y Neikos, son, por su nombre y por su función, lo mismo que nuestras dos pulsiones primordiales, Eros y destrucción, empeñada la una en reunir lo existente en unidades más y más grandes, y la otra en disolver esas reuniones y en destruir los productos por ellas generados. Más no ha de asombrarnos que esta teoría haya reaparecido alterada luego de dos mil quinientos años. Aun si prescindimos de la limitación a lo biopsíquico, que nos es impuesta, nuestras sustancias básicas ya no son los cuatro elementos de Empédocles; la vida se ha separado para nosotros tajantemente de lo inanimado, ya no pensamos en una mezcla y un divorcio de partículas de sustancia, sino en una soldadura y una desmezcla de componentes pulsionales. Por otra parte, en cierta medida hemos dado infraestructura biológica al principio de la «discordia» reconduciendo nuestra pulsión de destrucción a la pulsión de muerte, el esfuerzo de lo vivo por regresar a lo inerte. Esto no pone en entredicho que una pulsión análoga pueda haber existido ya antes, y desde luego no pretende afirmar que una pulsión así se ha engendrado sólo con la aparición de la vida. Y nadie puede prever bajo qué vestidura el núcleo de verdad de la doctrina de Empédocles habrá de mostrarse a una intelección posterior.” Sigmund Freud. Análisis Terminable e interminable (1937) Amorrortu Editores. Vol. XXIII. N.T.

[8] “Si se toma nuestra exposición del acontecer histórico-primordial como creíble en su conjunto, se discierne en las doctrinas y ritos religiosos dos órdenes de elementos: por un lado, fijaciones a la antigua historia familiar y supervivencias de ella; por el otro, restauraciones del pasado, retornos de lo olvidado tras largos intervalos. Este último componente ha sido el omitido hasta hoy, y por eso no se lo comprendió; aquí, al menos, se lo demostrará con un impresionante ejemplo. Es digno de destacar, en especial, que cada fragmento que retorna del pasado se abre paso con un poder particular, ejerce sobre las masas humanas un influjo de intensidad incomparable y reclama unos títulos de verdad irresistibles, frente a los que permanece impotente el veto lógico. Ello es al modo del «Credo quia absurdum»… Un contenido así, de verdad que se llamaría histórico- vivencial {historisch}, debemos atribuir también a los artículos de fe de las religiones, las cuales ciertamente conllevan el carácter de unos síntomas psicóticos, pero, como fenómenos de masa que son, se sustraen a la maldición del aislamiento {Isolierung}.” Sigmund Freud. Moisés y la religión monoteísta. (1939 [1934-38]) Amorrortu Editores. Vol. XXIII. N.T.

[9] “El vel de la alienación se define por una elección -cuyas propiedades depende de que en la reunión uno de los elementos entrañe que sea cual fuere la elección, su consecuencia sea uno ni lo uno ni lo otro. La elección sólo consiste en saber si uno se propone conservar una de las partes, ya que la otra desaparece de todas formas. Ilustremos esto con lo que nos interesa, el ser del sujeto, el que está aquí del lado del sentido. Si escogemos el ser, el sujeto desaparece, se nos escapa, cae en el sin-sentido: si escogemos el sentido, éste sólo subsiste cercenado de esa porción de sin-sentido que, hablando estrictamente, constituye, en la realización del sujeto, el inconsciente. En otros términos. la índole de este sentido tal como emerge en el campo del Otro es la de ser eclipsado, en gran parte de su campo, por la desaparición del ser, inducida por la propia función del significante.” Jacques Lacan. El sujeto y el otro: la alienación. Clase del 27 de Mayo de 1964. N.T.

domingo, octubre 25, 2009

BATMAN: El caballero de la noche
Reflexiones sobre la Ley a través del mito héroe



Batman: ¿Por qué quieres matarme?
Guasón: ¡Ja, ja, ja! ¡Yo no quiero matarte! ¡Tú me complementas!
Batman: el caballero de la noche (The Dark Knight, 2008)

“Abreviando, el semi-decir es la ley misma, interna, de toda especie de enunciación de la verdad y que lo que mejor lo encarna es el mito.”
Jacques Lacan. 11 de marzo 1970.


El mito del héroe


Sin duda alguna, “Batman: El caballero de la noche” (The Dark Knight, 2008) se ha convertido en la más importante película de superhéroes incluso llegando a ser considerada por muchos como superando el género de comics para ser apreciada en géneros más serios como el cine negro. Hablando como fan del género, me parece que debemos mantenerla como una cinta de superhéroes, ubicándola en el bello sendero del mito, la ficción y la fantasía. Me parece que el riesgo es justamente ser dignos de la pregunta del Guasón de esta versión cinematográfica “¿Por qué tan serios?” Si tomamos a cada uno de los personajes fuera del contexto mítico perdemos la posibilidad de aquello que el psicoanálisis vislumbra como parte de la cura, encontrar la verdad en la ficción.


Parafraseamos la encrucijada de la película “The Matrix” con respecto a las dos formas básicas de reaccionar a Batman, el caballero de la noche: 1) Tomamos la píldora roja y volvemos al engaño (como creer en Santa Clause) donde Batman es simplemente una película de personajes de caricaturas para los niños; o 2) Tomamos la píldora azul y descubrimos la verdad al estilo intelectual post-ideológico para ver a Batman como una película realista con personas que sufren de traumas psíquicos intimistas. A la manera del filósofo Slavoj Žižek [1] proponemos una tercera píldora buscando la verdad pero no en las profundidades de las personas sino en la superficie de los personajes de caricatura.

Aquí hacemos una aclaración, a nuestro parecer la película es excelente y bien merecido tiene el título de la mejor película de superhéroes de nuestros tiempos. Nuestra crítica va dirigida a la lectura e intensión de resaltar del filme la idea de funcionar porque se aleja de los personajes de comics – el mito - y se acerca más a la realidad de nuestro mundo – el rechazo de la interpretación y la subjetividad. La cinta se sostiene y el mito flota. La ciencia sopla pero no se cae el mundo de los mitos, ya que secretamente se necesitan mutuamente. Esto resulta como verso sin esfuerzo si recordamos que Batman, como personaje, nace de la inspiración febril del adolescente Bob Kane después de ver un aparato, el boceto de un instrumento de vuelo diseñado por Leonardo DaVinci.

Nuestra propuesta es que si la cinta cautiva, si se sostiene en algo, es en la nada, verdad y saber, del mito, del arte del comic. Vemos los elementos del clásico cine negro, un tipo de estética en las historias de antihéroes. También resaltamos que los momentos cumbre son los más fantásticos de todos, a saber, los enfrenamientos de máscara contra cabellera.

¿Cuál es la escena cumbre de la cinta? Sin duda, la escena del interrogatorio, escena que más de un fan se sintió encantado cuando vio las primeras fotos pero no por lo realista que pudiera verse sino por lo no realista que se veía, por la referencia a imágenes de comic, a la historieta. La mejor manera de abordar el tema del mito y así del sujeto, es devolviendo la dignidad de lo ridículo.

Un comentario que se escucha en el mundo del comic, como intento de justificar el gusto por algo que a todas luces es infantil, es la relación con la mitología clásica. El actor Samuel L. Jackson en un documental llamado “Comics and superheroes”[2] lo comenta así: “Es la mitología finalmente, es algo mitológico para mí. Para mí son (los superhéroes) todavía los dioses griegos… de la cultura norteamericana.” Nuestra propuesta es cuestionarnos sobre la idea de tomarlos como mitología. Primero, este bonito juego de relaciones que hace L. Jackson entre los “dioses griegos… pero de los norteamericanos”, es decir, sin los griegos, a menos que reconozcamos que nuestra idea popular de los dioses griegos ha pasado por los ojos occidentales principalmente anglosajones. Por el otro, los mitos de los griegos rara vez son historias sobre “la eterna lucha entre el bien y el mal”, como muchos interpretan inmediatamente como la esencia de las historias de comics, sino, como lo veremos más adelante, los mitos griegos no podemos pensarlos fuera de la filosofía griega.[3]

La primera diferencia entre los dioses griegos y los comics de superhéroes es cosa divina. Tendríamos que aclarar que hay cierta distancia de por medio cuando vemos el salto del politeísmo en los dioses griegos hasta los tiempos de los 40´s donde algo de los sistemas de creencias con respecto a las divinidades ha cambiado; es decir, los superhéroes pertenecen a los tiempos posteriores a que Dios mismo sabe que ha muerto.

Lo más cercano que están unos de los otros, dioses de superhéroes, lo vemos en lo que los constituye como mitos, la narración. Las historietas han mutado desde el periódico, hasta las publicaciones especiales, enfrentando ahora los medios como el Internet y el cine[4]. Los mitos griegos son conocidos por las tragedias y obras de autores como Ovidio o Apuleyo. La vieja lección de Levi-Strauss se impone, considerarlos como creaciones del lenguaje.

“Si se admiten estos tres puntos (supra), aunque solo sea título de hipótesis de trabajo, se siguen dos consecuencias muy importantes: 1) como toda entidad lingüística, el mito está formado por unidades constitutivas; 2) estas unidades constitutivas implican la presencia de aquellas que normalmente intervienen en la estructura de la lengua, a saber, los fonemas, morfemas y semantemas… Por esta razón, a los elementos propios del mito los llamaremos: unidades constitutivas mayores. ¿Cómo se procederá a reconocer y aislar estas grandes unidades constitutivas o mitemas?... Hasta el momento hemos utilizado la técnica siguiente: cada mito es analizado en forma independiente, buscando traducir la sucesión de los acontecimientos por medio de las frases más cortas posibles.”[5]

Antes de realizar el ejercicio que propone Levi-Satruss para el análisis, la sucesión de acontecimientos en frases cortas, conviene preguntarnos por la función del mito, en especial la figura del Héroe. ¿Cuál es la función del héroe? Callois lo menciona así:

“Ha llegado entonces el momento de dar pleno sentido a la noción de héroe: en el fondo está implícita en la existencia misma de las situaciones míticas. Por definición, el héroe es aquel que encuentra a éstas una solución, una salida feliz o desdichada. Y es que el individuo sufre ante todo por no salir jamás del conflicto del que es presa. Toda solución, incluso violenta, incluso peligrosa, le parece deseable, pero las prohibiciones sociales se la hacen imposible psicológica, aún más que materialmente. Delega entonces al héroe su lugar y, por naturaleza, éste es entonces quien viola las prohibiciones. Como ser humano sería culpable, y como ser mítico no deja de serlo, permanece manchado por su acto, y la purificación, de ser necesaria nunca es completa. Pero, a la luz especial del mito, la grandeza, aparece justificado sin condición.”[6]

Para Sigmund Freud, contra lo que lucha el héroe es remitido a su forma clásica:

“Los héroes son, sobre todo, rebeldes sublevados contra Dios o, contra alguna divinidad, y el sentimiento de la propia miseria que asalta al más débil frente a la potencia divina está destinado a experimentarse con placer, tanto por vía de una satisfacción masoquista cuanto por el goce directo de una personalidad cuya grandeza es, empero, destacada. He ahí, pues, el prometeísmo de los seres humanos; pero un prometeísmo empequeñecido, dispuesto a dejarse calmar temporariamente por una satisfacción momentánea.”[7]

Para el héroe hay una proeza, lucha contra la dificultad. Esta dificultad es presentada como una maldición divina que lo ubica en el terreno de la violación contra las prohibiciones, sublevación contra Dios. Apoyados en lo anterior llegamos a nuestra premisa básica. El héroe es la presencia de la problemática con la verdad de la Ley, en otras palabras, la forma que adquiere la ley es en la figura del héroe.

Lo anterior nos recuerda lo mencionado por Lacan con respecto del mito de Edipo:

“Al final ocurre que no le cae (a Edipo) la venda de los ojos, sino que los ojos le caen como vendas. ¿No vemos acaso, en ese objeto mismo, a Edipo reducido no ya a sufrir la castración, sino más bien diría a ser la castración misma? A saber, lo que queda cuando desaparece de él, bajo la forma de sus ojos, uno de los soportes elegidos por el objeto a”.[8]

El héroe es la manifestación de aquello que nos humaniza desde la pérdida de nuestros instintos y que adquiere las formas de cultura, tradición y ley. Prueba de ello son las funciones con los que relaciona al héroe Tomas Carlyle en su libro “Los Héroes: el culto de los héroes y lo heroico” donde habla del “Héroe como divinidad, rey, profeta, poeta, sacerdote e intelectual”.

Ahora bien ¿Qué nos enseña Batman: el caballero de la noche como versión popular del Héroe y la Ley de nuestros días? Analicemos la película separando y aislando como lo indica Levi-Strauss para la lectura estructural de los mitos buscando el significado que no es otra cosa que relacionarlo con otro nivel del lenguaje. El primer momento y el segundo por lo general son los que se comentan en cualquier sinopsis lo que constituye la presentación y el nudo de la historia. El primer tiempo es: Ciudad Gótica es protegida por Batman a punto de dar un golpe a los mafiosos apoyado del teniente Gordon y el nuevo Fiscal de Distrito Harvey Dent en quién ve la esperanza de ya no tener que ser vigilante y lograr una vida junto a su amada. Segundo tiempo: La Mafia amenazada decide acabar con Batman contratando a un maleante que se hace llamar el Guasón quién reta frente a frente a Batman y amenaza a personas queridas de Batman como su amada y el teniente Gordon. El tercer tiempo es el del desenlace: Después de la tragedia de la muerte de su amada y la perdición del fiscal de distrito, Batman enfrenta al Guasón en una prueba final a los ciudadanos de Gótica que termina en el sacrificio de Batman para lograr la estabilidad de la ciudad.

Dicho de la forma anterior la trama sigue lo que Joseph Campbell llamaría el camino del héroe y la lucha contra el dragón. Sin embargo, esta lectura también arroja otro detalle si nos aventuramos a reducirla aún más: 1.- El héroe protege a la ciudad (Mujer amada y Agente de La ley), 2.- El Villano le arrebata la amada y el agente de la ley, 3.- El héroe se sacrifica por la amada y por la ley. Esta estructura de la función y tragedia del héroe presenta como algo del terreno psicoanalítico del “retorno de lo reprimido”, La ley protege y erige el erotismo y la autoridad crea las condiciones de violar y perder ese resto erótico y de autoridad.

En este punto es necesario ser muy cuidadosos en no caer en el reduccionismo y la ilusión de haber llegado por fin a la respuesta, al Mono-mito, “la historia de todos los tiempos”, o “la misma gata nomás revolcada”, puesto que si algo nos enseña el psicoanálisis es que en cada revuelco algo nuevo se produce. El mismo Levi-Strauss va a considerar las variaciones o versiones del mito como formulaciones importantes de eso que trata el mito y que “se refiere simultáneamente al pasado, al presente y al futuro.”[9]

Vamos los detalles de este mito (película-ficción) en particular para ver la forma como ese Héroe, Amada, Ley y Villano se encarnan ya que esas manifestaciones son del tiempo que fueron emitidas, a saber, nuestro tiempo.

Batman y Guasón, El héroe y su villano

El éxito de “The Dark Knigth” es la presencia del Guasón. La relación entre el héroe y el villano es el verdadero plato fuerte del film. Si definimos que el mito del héroe es la encarnación de la ley en la figura del protagonista, su máscara o ritual constituye la forma como una comunidad se entiende así misma al narrarse la ficción que le brinda identidad, este nuevo Batman es un ser que reflexivamente trata de entenderse. La relación entre el bien y el mal es el efecto del personaje que se construye, de la fantasía que aparece para dar forma al Real de la Ley. Como muestra tomamos una escena, el punto central de esta reflexión cuando Batman esta cara a cara con el Guasón.

La escena comienza en una sala de interrogatorios donde el comisionado James Gordon pregunta al criminal en custodia que llaman “Guasón” sobre el paradero del fiscal de distrito Harvey Dent. Al no obtener respuesta Gordon sale de la sala para revelarnos que hay un tercer ocupante, Batman, quién se presenta con el criminal con un golpe empujándolo contra la mesa estrellando su cabeza. En breve se desarrolla este diálogo:

“Batman: ¡Me querías, aquí estoy!
Guasón: Quería ver lo que harías. Y no me decepcionaste. Dejaste que murieran cinco personas. Y luego, dejaste que Dent tomara tu lugar, incluso para un tipo como yo eso es cruel.
Batman: ¿Dónde está Dent?
Guasón: Esos mafiosos te quieren muerto para que las cosas vuelvan a ser como eran antes. Pero yo sé la verdad. No hay forma de volver hacia atrás. Tú cambiaste las cosas. Para siempre.
Batman: Entonces ¿Por qué quieres matarme?
Guasón: ¡Ja, ja, ja! ¡Yo no quiero matarte! ¿Qué haría sin ti? ¿Volver a estafar a mafiosos? ¡No, no, no! ¡Tú me completas!"
Batman: Eres basura, matas personas por dinero.
Guasón: ¡No hables como si fueras uno de ellos porque no lo eres! Incluso si eso es lo que quisieras. Para ellos solo eres un fenómeno, como yo. Te necesitan ahora pero cuando no, te van a desaterrar, como a un leproso. Verás, su moral, su ley, es un mal chiste. Desechado a la primera señal de problemas. Ellos son tan buenos como el mundo les permite ser. Te mostraré que, cuando las cosas van mal, estas personas civilizadas se comen entre ellas. Verás, yo no soy un monstruo. Solo estoy más adelantado.”
[10]

Vemos como Nolan nos enseña la parte más oscura del héroe a partir de ponerlo frente a su Némesis. Desde sus primeros trabajos como “Following” y “Memento” hasta “The prestige” y “Batman begins”, Nolan muestra como protagonista y antagonista, cazador y presa, mantienen una relación íntima. Para los fans de comics esta regla es bien conocida tal y como se menciona en el documental sobre los villanos de Batman incluido en el DVD “Batman: Gotham Knight”: “Lo importante es que el villano o explote una debilidad del héroe o sea un reto para sus poderes”. Como lo aborda M. Night Syamalan en su película “Unbreakable”, el héroe y el villano son dos puntos que se ubican como los exactos polos de una misma curva. ¿Cuál es esa curva? Sostenemos que se trata de la Ley que curvea el universo humano.

Frente al Real de la Ley aparecen los lugares simbólicos de estar dentro o fuera de la ley. Batman, como héroe, es simultáneamente alguien que respeta la ley y está fuera de la ley. Lo interesante de la escena de interrogatorio es que vemos a Batman, en el estilo más “comiquero” posible, en una sala de espejos donde el Guasón es su reflejo. De alguna manera lo que dice el Guasón es la verdad. Recuerdo haber escuchado a varios intentando dar un diagnóstico psi al Guasón donde “psicópata” o “sociópata” son los constantes incluso con variaciones extrañas como “psicópata psicótico”. Desde el punto de vista psicoanalítico primero daría el diagnóstico de archi-villano, o de una forma más freudiana diremos que el Guasón es Némesis.

Comúnmente se utiliza la palabra Némesis como sinónimo de opuesto. El problema desde esa lógica es que los lugares parecen intercambiables y se llega a decir que Batman es “el” Némesis del Guasón y viceversa. Aquí incurrimos en un error desde el artículo que utilizamos. Némesis para los griegos era una diosa encargada de la Venganza divina, a manera de efecto nefasto y cruel ante la arrogancia. La lógica que Nolan presenta desde “Batman inicia” sigue el sendero clásico del superhéroe de comic, el villano es el efecto directo de la arrogancia del superhéroe. Es tal la referencia de comic que en su versión de caricatura o “serie animada” creada por Bruce Tim el mismo Robin le dice en un capítulo haciendo referencia a un nuevo villano “¡Otro villano creado por la industrias Díaz!”

Primero es el héroe y luego es el villano. Esta idea que resiste desde el Batman de Tim Burton (El Guasón de Burton grita a Batman: “¡Tú me hiciste!”) teniendo otra lectura en The Dark Knight cuando se reconoce que es el Guasón mismo el que viene a poner orden al Caos que es Batman como se los explica a los mafiosos cuando les hace recordar cómo eran las cosas un año antes y propone la máxima de todo villano de comic “Matemos a The Batman”.

El Guasón como Diosa de la venganza, de ahí el porqué se maquila y le sienta bien vestirse de enfermera, es el que cumple el deseo del Héroe[11]. En el interrogatorio se enfrentan máscara contra cabellera. El Guasón comienza diciendo la verdad del héroe y Batman se altera: ambos se parecen, ambos se complementan.

¿Cómo se complementan? Proponemos hacer el análisis complicando más las cosas y en lugar de oponer la relación “bueno y malo” utilizaremos la propuesta de Zizek cuando habla de un héroe. Atendamos al reclamo de los copycats hacia Batman: “¡¿qué te autoriza a que tú luches por la justicia y nosotros no?!” El tema de le vengador, del vigilante, me recuerda a la situación de niños de la generación anterior donde cualquier adulto estaba autorizado para reprenderlo mientras que ahora debe estar aprobado institucionalmente. Batman, es un vigilante, un héroe, pero entonces ¿es bueno o malo? El tema del vigilante como héroe es más claro según el siguiente cuadro que despliega Žižek con respecto a su trabajo sobre la noción psicoanalítica del Superyó.

“La matriz nocional subyacente se vuelve evidente si ampliamos la oposición de la ética y la moral a un cuadrado semiótico gremasiano. En la parte superior y en la inferior tenemos dos posiciones planas: el santo es ético (no compromete su deseo) y moral (considera al Dios de los otros), mientras que el canalla es inmoral (viola las normas morales) y no ético (no persigue el deseo sino los placeres y los beneficios, y por eso carece de todo principio firme). Mucho más interesantes son las dos posiciones horizontales que expresan un antagonismo inherente: el héroe es inmoral, pero ético, es decir, viola (o más bien, suspende la validez de) las normas morales explícitas existentes en nombre de una ética superior de la vida, La Necesidad histórica, por ejemplo;…”[12]

En Batman esto es revelado por el hecho de que la policía reciba gustosamente a ese empresario que sirve de banco a la mafia. Batman no tiene jurisdicción, aunque al mismo tiempo tampoco filiación. El precio que tiene que pagar es justamente no poder reinsertarse en esas leyes comunes. En otro héroe cinematográfico, “Hancock”, eso es llevado a la apuesta de ser encerrado en la cárcel hasta que la propia policía lo pida, solo que se le da más de lo que pidió. Lo interesante de este cuadro que propone Žižek es que el que está al otro lado de la curva no es el canalla, ni tampoco el villano, sino el Superyó, explicando esto así:

“…el Superyó, por su parte, designa la antítesis del héroe se atiene a la obediencia a las normas morales (por ejemplo, un maestro severo que atormenta a sus alumnos en nombre de su propio bien, y no está dispuesto a reconocer su propio investimento sádico en este tormento). Esto no entraña, sin embargo, que en el ámbito de la ética no haya modo de evitar la tensión entre la Ley y el Superyó… Lacan toma en serio y literalmente la “paradoja económica” freudiana del Superyó, es decir, el círculo vicioso que caracteriza al Superyó: cuanto más nos sometemos al imperativo del Superyó, mayor es su presión y más culpables nos sentimos. Según Lacan, este “sentimiento de culpa” no es una ilusión que debe disiparse en el curso de la cura psicoanalítica: realmente somos culpables; el Superyó extrae la energía necesaria para presionar al sujeto del hecho de que éste no sea fiel a su deseo y haya cedido. Nuestro sacrificio al Superyó, el tributo que le pagamos, sólo corrobora nuestra culpa. Por esa razón, nuestra deuda con el Superyó es irredimible: cuanto más pagamos, más debemos. El Superyó es como el chantajista que lentamente nos desangra hasta la muerte: cuanto más obtiene, más influencia tiene sobre nosotros…”[13]

Desde este punto de vista vemos un agente en el Guasón más que un sujeto, la verdadera explicación del decir agente del Caos como se define, de una forma más precisa es un agente de la Culpa, del Desliz, de forma completamente freudiana del Witz. Es aquí donde la lógica de Batman como generador del propio Guasón adquiere forma. Por un lado tenemos a alguien que se disfraza de Murciélago para sobrepasar la culpa del asesinato de sus padres lo que trae consigo que como retorno de lo reprimido su máximo villano sea aquel que exacerba la culpa en él. En el filme el Guasón se refiere a sí mismo como un hombre de palabra lo cual es la condición misma del chiste, de la broma. Su lado macabro es justamente su condición directa en la primera verdad para Batman “Para ellos eres un fenómeno como yo”. Otra posible traducción sería “Para ellos eres un anormal como yo”. Lo cual es enteramente cierto. Lo que hace el Guasón es echar en cara esa condición de culpabilidad no aceptada por Batman, de un deseo que opera en sus intenciones más “heroicas”.

Sigamos con el interrogatorio:

“Batman: ¿Dónde está Dent?
Guasón: Todas estas reglas y crees que te salvarán.
Batman: Tengo una sola regla
Guasón: ¡Oh! Pues esa es la regla que tendrás que romper para saber la verdad.
Batman: ¿Qué es…?
Guasón: Que es la única forma de vivir en este mundo es sin reglas y esta noche, tendrás que romper tu única regla.
Batman: Lo estoy considerando
Guasón: Tendrás que hacerlo pues jugando mi jueguito es la única manera en que podrás salvar a uno de ellos.
Batman: ¿Ellos?
Guasón: Verás, por un momento pensé que si eras Dent por la forma en cómo te lanzaste por ella. –Batman lo avienta hacia la mesa para atrancar la puerta - ¡Oh, mira lo que haces! ¿Havey sabía sobre tu y su “amorcito”?
Batman lo estrella contra el vidrio y pregunta furioso: ¡¿Dónde están?!
Guasón: Matar es solo una opción
Batman le da un puñetazo y pregunta: ¡¿Dónde están?!
Guasón: Tienes que escoger entre una vida y la otra. Tu amigo el fiscal de distrito o su prometida. -Batman le da otro puñetazo- ¡Ja, ja, ja! ¡No tienes nada con qué amenazarme! ¡Nada que hacer con toda tu fuerza! ¡No te preocupes! Te diré donde están. Pero ambos, y ese es el punto, ¡tendrás que escoger!”
[14]

Primero destaquemos un ligero detalle, los golpes de Batman. Los primeros dos puñetazos van acompañados de la pregunta “¿Dónde está?” y solo el tercero lo propina para hacerlo callar que hacerlo hablar. El tercer golpe es posterior a que el Guasón le eche en cara que ama a Rachel y que ella es la prometida de Harvey Dent.

¿Qué busca el Guasón en todo esto? Antes que todo debemos recordar las reglas del juego. Por un lado estamos en el terreno de la ficción y el Guasón no tiene consistencia propia, solo existe como villano de Batman, efecto Némesis donde uno sostiene al otro. En este encuentro reflexivo, entre estos dos polos de una curva triangulamos a la línea que los separa y confronta cuyas tres encarnaciones son aquello que no existen, aquello que son del terreno del Real: La mujer, la relación sexual y el Padre-Agente de la Ley. ¿Cómo es esta relación entre héroe y villano?

Después del primer enfrentamiento entre Batman y el Guasón peleándose por Harvey Dent y Rachel. Bruce/Batman habla con su fiel Alfred sobre los motivos de los mafiosos que contrataron al Guasón:

“Bruce: Atacándome no van a recuperar su dinero. Sabía que iban a pelear, pero esto (el Guasón) es diferente. Se pasaron de la raya.
Alfred: Usted se pasó primero, señor. Lo agobió y los golpeó hasta el punto de la desesperación y desesperados acudieron a un hombre que no comprendían del todo.
Bruce: Los criminales no son complicados Alfred. Solo necesitamos ver qué busca.
Alfred: Con todo respeto señor Wayne, quizá es un hombre que usted tampoco comprende. Hace mucho tiempo, yo estaba en Burma. Mis amigos y yo trabajamos para el gobierno local. Querían comprar la lealtad de líderes tribales sobornándolos con piedras preciosas. Pero un bandido estaba asaltando sus caravanas. Fuimos a buscar las piedras pero en seis meses, no conocimos a nadie que comerciara con él. Un día, vi a un niño jugando con un rubí del tamaño de una mandarina. El bandido las había estado tirando.
Bruce: ¿Por qué se las robó entonces?
Alfred: Porque le parecía entretenido. Porque algunos hombres no buscan cosas lógicas, como el dinero. Uno no puede comprarlos, intimidarlos, razonar o negociar con ellos. Algunos hombres solo quieren ver el mundo arder.”


Esta escena posee un marco interesante. Mientras Alfred le comenta esta tesis sobre los hombres que “no buscan cosas lógicas” y “solo quieren ver el mundo arder” - lo que de forma simplista llamaríamos “donde la única lógica para hacer lo que hacen es su locura”- Bruce camina hacia su armadura de Batman en el sótano/baticueva provisional. Y ¿cuáles son los motivos de Bruce para ser Batman ya que su misión no es motivada por cosas lógicas como el dinero? Esta escena debemos ponerla frente a frente con la carta reveladora de Rachel dirigida a Bruce y que solo Alfred lee.

“Querido Bruce: Quiero ser honesta y hablar francamente. Voy a casarme con Harvey Dent. Lo amo y quiero pasar el resto de mi vida con él. Un día dije que cuando Ciudad Gótica no necesitara a Batman podríamos estar juntos, lo dije en serio. Pero ahora estoy segura que nunca llegará el día en que tú no necesites a Batman. Ojalá si llegue. Y si llega ahí estar, pero como tu amiga. Lamento decepcionarte. Si pierdes tu fe en mí, por favor mantén tu fe en la gente. Con amor, ahora y siempre, Rachel.”

Es decir, y el que venga de boca de la mujer siempre es totalmente machista, no es que “Bruce sea Batman porque La ciudad lo necesita” sino que “Bruce necesita ser Batman porque él mismo lo necesita”. La escena final de enfrentamiento entre Batman y Guasón es posterior a un tipo de experimento para crear el caos. Habiendo dos barcazas, una llena de gente común y otra llena de criminales de ciudad Gótica, al más puro estilo de películas de la serie “Saw”, se les indica que los barcos están cargados de explosivos que detonarán a las 12:00 a.m. La forma de no morir, es antes de la hora límite, accionar los explosivos vía control remoto del otro barco. En otras palabras, para no morir asesinar ya sea a los criminales o la gente inocente. Finalmente llega la hora límite y ningún barco toma la decisión de asesinar al otro por lo que estoicamente esperan morir antes de matar a los criminales o matar a los inocentes. El Guasón falla y Batman lo arroja al vacío para después atraparlo. En eso se da el siguiente diálogo:

“Guasón: Tú no tienes las agallas de dejarme caer, ¿O sí? Esto es lo que pasa cuando una fuerza imparable choca contra un objeto inamovible. Así que, en realidad eres incorruptible, ¿no es así? No vas a matarme por algún sentido inadecuado de moralidad. Y yo, no te asesinaré porque tú eres muy divertido, ja ja. Creo que nuestro destino es hacer esto eternamente.
Batman: Eternamente estarás en un cuarto de manicomio.
Guasón: Podríamos compartirlo porque subirá al doble la cantidad de ciudadanos que perderán la cabeza.
Batman: Esta ciudad te ha demostrado que está repleta de personas que tienen fe en el bien Guasón.”


Finalmente Batman se entera que Harvey Dent, por influencia del Guasón ha asesinado a varias personas. Finalmente muere Dent y Batman se adjudica los asesinatos de Dent ¿Por qué Batman tiene que echarse la culpa de Harvey Dent? Las respuestas son variadas y cada una es importante. Primero la oficial. Para que no se derrumbe lo ganado por Dent como héroe oficial que enfrentó a la mafia y dio esperanza al pueblo. Este pueblo, si descubre que Harvey también fue un asesino, no confiarían en la ley. Románticamente, Batman y el comisionado Gordon dirán “Porque Harvey es el caballero brillante que ciudad Gótica necesita y no el guardián silente que es Batman”. Por otro lado tenemos la respuesta dramática. Batman, termina como un personaje mártir, solitario y perseguido dándole un tono trágico como todos los héroes injustamente perseguidos por los policías, quedando como incomprendido y solo contra el mundo.

Si tejemos entre estas dos posibles respuestas algo de preocuparse emerge. Jugando con las mismas reglas, lo peligroso es el pequeño cambio de esta bati-solución, lo que nos da un más claro panorama de la forma actual como se concibe la relación con la ley. Primero tenemos un Batman muy propositivo, es de él la idea de crear esta farsa, de echarse la culpa y ocultar a Ciudad Gótica la otra cara de Dent. En la tradición de las historias de ciencia ficción y fantasía cuando se hace algo con la clara intención de corregir algo antes de que suceda siempre (¿no es así en la vida?) termina en algo peor. Pensamos en las historias de viaje en el tiempo. Si el héroe accidentalmente (obra del destino) viaja al pasado y lo modifica, existen grandes posibilidades de que al “regresar al futuro” haya modificado para bien el presente. Si por el contrario viaja al pasado con toda la intención de modificar el presente con buenas intenciones (por ejemplo matar a Hitler o evitar la muerte de su mujer) se encuentra que al volver el presente esta peor (Los nazis controlan el mundo porque sin Hitler su líder no estaba fijado en el “problema judío” sino solamente con controlar el mundo, la mujer está viva pero casada con otro).

Esta es la diferencia con el nuevo Batman. El primer caso lo podemos imaginar de la siguiente forma. En el conflicto final entre Harvey Dent y Batman, al caer muerto Dent unas personas que van pasando por ahí acusan a Batman de haber asesinado a Dent, le hablan a la policía y lo persiguen. Podemos imaginar un Batman que no intenta esclarecer los hechos porque el héroe no busca eso, sino opera en las sombras. Sin embargo, la solución por el “bien de Ciudad Gótica” es que Batman mató a 5 policías corruptos. ¿Cómo le hicieron? ¿Gordon plantó evidencia que incriminaba a Batman? ¿Rindió una declaración falsa?

Así la pregunta que queda en el aire es ¿qué protege Batman al mentir sobre la cara fea de Dent? Este Batman al querer ser demasiado serio y realista resulta siendo de un cierto modo ingenuo y mentiroso, en la tradición de sufre pero en silencio. Solo que en este caso las consecuencias de obturar la relación con la creencia el resultado es pesimista. Casi podemos imaginar a Batman y al comisionado Gordon (cuyo sacrificio final fue para proteger un niño) diciendo “Esta mentira no es por uno, uno ya qué, ya vivió, es por las criaturas”. En cierto sentido, ni Batman o el comisionado Gordon creen en la ley, o mejor dicho, creen que deliberadamente se tiene que mentir para sostener la ley apoyados en la noción del pueblo como víctima inocente. ¿Dónde están las “personas que tienen fe en el bien” que Batman le recordaba al Guasón? ¿Cómo se relaciona esta “solución” y “naturaleza” de la ley con nuestros días?

Para eso requerimos otro botón, pero este con carita feliz. En la reciente versión cinematográfica del comic Watchmen nos encontramos con una “solución” similar. Al final se revela que el villano de la historia es uno de los propios héroes Watchmen. Un millonario altruista y ambientalista cuyo plan para salvar el mundo del peligro de la guerra nuclear entre Estados Unidos y Rusia en un 1985 alterno donde Nixon es presidente estadounidense, consiste en directamente destruir nuclearmente ciudades importantes para que los gobiernos olviden sus diferencias y se unan contra un enemigo en común que no existe. De nueva cuenta, el héroe-villano miente y asesina a millones para salvar billones.

Lo verdaderamente preocupante es esta lógica que permea nuestra relación actual con la ley donde la culpa y la victimización son el discurso imperante que despolitiza los problemas sociales. Por ejemplo. Las empresas multinacionales como Coca-Cola, Microsoft, etc., se promueven en sus comerciales como empresas socialmente responsables que apoyan a los pobres, reforestan bosques, organizan deportes y ayudan a los discapacitados o las mujeres golpeadas. ¿Es ético, no que lo hagan sino, que lo comuniquen en sus comerciales? ¿No es acaso fomentar un tipo de ley culpígena que elude el verdadero problema social de desigualdad o corrupción del estado? Finalmente Batman toma una decisión pensando más en las víctimas inocentes de ciudad gótica en lugar de la Ley que tanto intenta hacer cumplir.

Rescatemos lo que la película dice más que en lo que quería decir, en aquello que más conecta con el espectador, la relación íntima entre el héroe y su villano. Quede como reflexión final la pregunta filosófica que el film propone a Batman, ¿Qué tanto genero a mi villano? ¿Cómo me incluyo en el propio problema que enfrento, como me incluyo en el cuadro? ¿Por qué tan serio?


“Bueno, reuní y leí y estudié, y me fasciné con los cuentos de hadas. Me fascinaron desde niño. Y creo que algunas de las maneras en las que se los clasifica desde un punto de vista ya sea mitológico o psicológico o sociológico son un poco simplistas, y yo siempre sentí que el auténtico poder de los cuentos residía en el hecho de que eran al mismo tiempo muy simples y brutales. Hoy en día, la simplicidad nos asusta mucho. Nos asusta exponer personajes que por su tipología puedan funcionar en el cuento, como el Lobo Feroz y la pequeña Caperucita. Nos asusta mucho – huimos de eso, huimos de la magia inexplicable hay una – es una influencia de la forma de contar historias en Hollywood – donde hay que explicar cada fragmento de magia y así castrarla y destruirla. Creo que los personajes pueden ser tipificados y aún así tener realidad emocional… Trabajas con estereotipos…”
Guillermo del Toro. “El poder del mito” (El Laberinto del Fauno, DVD edición especial, 2006)


[1] The pervert’s guide to cinema. Dirigida por Sophie Fiennes presentada por Slavoj Žižek. 2006.
[2] “Comics and superheroes” en el Dvd “Unbreakable” de M. Night Shyamalan
[3] Como lo mencionan muchos, la función de la filosofía no es dar respuestas a preguntas trascendentales sino hacer las preguntas adecuadas. En el caso de los héroes no se trata solo de “quién se portó bien o quién se portó mal” sino más bien “¿qué entendemos ahora por bien o mal?”.
[4] Hecho que ha afectado incluso en el contenido de las historias como lo muestra los cambios en personajes que de ser un jóvenes periodistas o fotógrafos de periódico son renovados como diseñadores web.
[5] Levi Struss, Op Cit.
[6] Caillois, Roger. El mito y el hombre. (Le mythe et l’homme, 1938) Fondo de Cultura Económica, 1988. México, D.F.
[7] Freud, Sigmund. Personajes psicopáticos en el escenario. (1942 [1905 o 1906]). («Psychopathische Personen auf der Bühne»). Obras Completas de Sigmund Freud. Volumen 7. Amorrortu Editores.
[8] Lacan, Jacques. Clase del 18 de marzo de 1970 del seminario llamado “El reverso del Psicoanálisis”. Editorial Paidós, 1992. Buenos Aires.
[9] Op. Cit.
[10] Batman: el caballero de la noche (The Dark Knight, 2008).
[11] ¿Será por eso que el Santo lucha contra monstruos femeninos principalmente?
[12] Žižek, Salvoj. Porque no saben lo que hacen. Editorial Paidos.
[13] Op.Cit.
[14] Batman: el caballero de la noche (The Dark Knight, 2008).